Se me ha fundido una de las luces traseras de freno del coche. En casa cuando se funde una bombilla el máximo problema es que las bombillas de repuesto que tengo nunca son del mismo color de las que ya hay en la lampara y quedan dos bombillas con un color cálido y acogedor y una que parece que la haya robado de una morgue en Moscú.
En el coche es diferente. Cuando se funde una bombilla mi primer impulso es conectarme a la web de Renault y ver que ofertas hay en vehículos de ocasión. Luego se me pasa, me armo de valor y en no más de un mes me dispongo a cambiar la bombilla.
Si no tenéis coche, para que os hagáis una idea, cambiar la bombilla de mi coche es como resolver un cubo de Rubik con una mano metida en un bote de Pringles al que has untado de grasa y le has pegado unas chinchetas.
Eso las bombillas delanteras.
Pero las bombillas traseras, ay las bombillas traseras. Era mi primera vez, así que ayer me bajé al parking con una linterna, luego entro en detalles de las razones de la linterna, y una maleta llena de ilusiones.
El parking donde tengo el coche podría ser el escenario de una película de miedo si hubiera un poco más de luz. Está tan oscuro que hasta los murciélagos se chocan con las columnas. Pese a que cuesta verse los pies cuando caminas yo creí que era un buen sitio para cambiar la bombilla. Cogí la linterna como si fuera a investigar un crimen, abrí el maletero, abrí el manual por la página que pone Ópticas. Hago una pausa aquí. Yo no tengo estudios superiores, pero he visto conductores que seguro tienen problemas para acertar el pie correcto en el zapato. ¿De verdad creen los fabricantes de coches que vamos a ser capaces de entender sus manuales? Lo primero que busqué fueron luces… nada. Luego busqué faros… nada. Luego bombillas… nope. Cosas que brillan… nada. Seres de luz… El termino que para el señor Renault mejor describe a la luz es Óptica, que es donde fui el lunes comprarme unas gafas. Luego no se puede poner luz de freno porque sería demasiado evidente, es mucho mejor escribir indicador de stop. Señor Renault si está leyendo esto piense en sus clientes y escriba de una forma que hasta yo pueda entenderle.
El manual indicaba “desenrosque la tuerca uno”. En mi mundo de ilusión y fantasía, si en un manual pone desenrosque la tuerca uno, espero encontrar una tuerca con una etiqueta que ponga “uno”. Por si te pierdes en el manual hay un dibujo hecho por un abuelo de 90 años con el pulso de mi lavadora centrifugando, indicando con una flecha algo en un dibujo de 2cm por 2cm. Que te compras un coche de 20.000 euros pero el manual es de una calidad infame.
Después de 30 minutos atascado en el paso 1 de 8 guardé la linterna, la tapa y mi orgullo y volví a casa, esperando a atacar al coche como si fuera Drácula, a plena luz del día.
Al día siguiente después de trabajar volví con mi maleta llena de ilusiones, ahora sin linterna, a cambiar la bombilla. Llevé el coche a un descampado, abrí el maletero como si fuera a hacer un botellón, mi música favorita y una determinación inquebrantable.
Primer paso quitar una tapita. Quito la tapita. Queda una obertura en la que cabe mi mano, solo cabe mi mano, se hace hasta vacío. No cabe ni el aire que había. Tenía que buscar la tuerca numero 1. Aquí tienes dos opciones o encuentras un bebe extraordinariamente hábil con sus manos a la vez que fuerte o tienes que buscar la tuerca uno palpando. Es necesario tener un tacto digno de un ciego leyendo Braille. Quito la mano y me asomo a la obertura como quien se asoma al vacío, mi cabeza que es de un tamaño completito, hace sombra y no veo nada. Al final consigo intuir donde está la tuerca numero 1, que no tiene forma de tuerca.
“Busque la tuerca número 1 y desenrosque” Primera parte conseguida, tuerca 1 encontrada, voy a desenroscar y me doy cuenta de que no está pensada para ser desenroscada por humanos. Son necesarias tener articulaciones que giren 180 grados, permitan hacer pinza y fuerza a la vez. Como si me estuviera torturando la inquisición consigo retorcerme suficiente para desenroscar la tuerca numero 1 y hacerme una luxación todo en un movimiento.
Con la tuerca número 1 en la mano leo el siguiente paso: “Importante, no desenrosque del todo la tuerca número 1, manténgala en su posición” Con la resignación que te da saber que ya no hay marcha atrás, esperaba que cuando decía importante quisiera decir “Es mejor si”
“Desenrosque la tuerca número 2, sáquela y empuje hacia arriba la óptica” La tuerca numero dos estaba misteriosamente más accesible, fue mucho más fácil de desenroscar e imposible de empujar hacia arriba. Comprendí en ese momento que se refería empujar hacía arriba si el coche estaba volcado sobre el lado contrario, así que empujé recto y la “óptica” se movió.
Con la óptica en mis manos llego el momento de quitar la tapa de las ópticas. Esta estaba protegida por 32 pestañas endebles que no quería romper. Es difícil ser cuidadoso cuando, del esfuerzo de desenroscar dos tuercas pellizcándolas como si fueran mofletes de bebe, tenía un pequeño temblor en los dedos. Consigo sacar la tapa y accedo a las bombillas, me siento como los exploradores que consiguen llegar a la cámara del tesoro.
El manual entonces me indica “CUIDADO. Las bombillas están sometidas a mucha presión y pueden explotar al ser manipuladas provocando heridas” Ante este mensaje para nada alarmante en mi cabeza el escenario era una sala de urgencias con cristales incrustados hasta en el cielo del paladar. Busco unos guantes y los únicos que encuentro en el maletero son los de hacer barbacoas, tendrá que servir.
Me concentró e intento hacer fuerza para desenroscar la bombilla sin apretar con unos guantes que resbalan. En el momento de máxima concentración, como si fuera un artificiero, noto como si fuera un pony que se me sube encima. Me giro y apoyado en mi espalda hay un pitbull, muy guapo aunque en ese momento no supe apreciar bien su belleza. El pitbull me da un lametón y me pide para jugar y si un perro te pide de jugar, pues se juega. Me saco los guantes y empiezo a jugar con el perro y en mitad del juego viene el dueño que es un señor de unos sesenta y muchos, con la mascarilla bajada fumando un puro
- Seguro que está buscando comida
- Pues no tengo mucha porque estoy cambiando…
- Siempre está buscando comida – El perro se mete en el coche – El otro día tuve que llevarlo al veterinario porque se comió un kebab de un hombre y luego se bebió una coca cola y un poco de cerveza
- ¿El hombre o el perro?
- Es que se lo come todo – Entendí que seguí hablando del perro
- Pues tenga que cuidado que …
- Si ya, en el parque había unos chicos que ponían trozos de carne con agujas pero ya los han detenido
- Menos mal porque … - Yo no quería hablar pero me hacía ilusión poder acabar alguna frase
- No me gusta los Samyong
- ¿Los coches?
- Son coreanos
- ¿Los coches?
- En la india venden un todo terreno que es igual que un gep por 10000 euros
- ¿Gep?
- Pero aquí no lo venderán
- No les interesará porque… - yo con tal que se fuera y el perro saliera del coche estaba por apoyar cualquier teoría que me planteara.
- Aquí no – mirada al infinito del hombre, como si tuviera recuerdos de la guerra – Bueno me voy que no me puedo quedar más – como si fuera yo quien lo estuviera entreteniendo
- Tranquilo que yo estoy … - ya se había ido
Con ánimos renovados después de esta animadora conversación consigo reemplazar la bombilla. Ahora hacía falta probar que estaba todo bien antes de montar la óptica. El problema es que yo no soy tan rápido como para pulsar el pedal, salir corriendo y ver si la luz se enciende. Pero para algo me tienen que servir años películas y series de crímenes. Todo el mundo sabe que si te quieres deshacer de un cuerpo en un coche buscas un palo que presione el pedal y hacia el precipicio. El palo lo tenía, utilizaría la barra antirrobo, el cadáver no lo veía imprescindible. Aseguré la barra contra el pedal, intentando asegurarme que pisaba el freno y no el acelerador y ví que todo estaba bien instalado.
Volver a montar la óptica me demostró que sí que era importante no haber sacado la tuerca numero 1 del todo. No sin esfuerzo conseguí volver a montarlo todo y en menos de una hora y media conseguí cambiar una bombilla.
Ahora tengo la mano derecha que me cuesta hasta quitarme las gafas pero ya estoy listo para frenar y ser visto.