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24 julio 2007

Remember - Las obras PARTE I

Estaba yo en la ducha matinal, medio dormido medio somnoliento, cuando me he puesto a recordar como me fueron mis inicios en este mundo como ser independiente, más concretamente en la entrada en el primer piso como pareja.
Recordaba yo como preparábamos el piso para que fuera habitable, como empezamos a preparar la metamorfosis de cuadra a “hogar, dulce hogar”.
Lo primero era quitar todo lo viejo (que era mucho). No voy a desvelar ahora mi habilidad para las reformas (caldera, fregadera) pero por aquel entonces todavía no sabía yo el gran potencial que tenía como manitas, así que nos pusimos toda la familia a preparar el piso para la entrada de los especialistas. La cosa era que cuando todo estuviera listo un amigo nos haría la instalación de luz y agua, mi primo albañil nos haría el alicatado y colocación de suelos y otro (no familiar ni amigo) colocaría puertas y detalles en madera.
A fin de irme preparando fui a la ferretería y compré lo que me dijeron que íbamos a necesitar: unas macetas (de camino a la ferretería iba yo pensando que compraría geranios que viven más) y unas picoletas (unas mujeres guardia civiles). Al final me vendieron unos martillos a lo Thor, esto eran las macetas, y dos picos de minero pero para los enanitos de Blancanieves. Al llegar a casa y estando solo quise probar la resistencia de las paredes y le metí un picoletazo justo en sitio donde pasaba el cable de entrada de la electricidad, lo mío es habilidad innata con lo que a partir de aquella nunca más hubo luz durante las obras.
Entramos a trabajar una navidad de hace ya muchos años, mis vecinos no supieron apreciar que cada día empezáramos a picar baldosas, derribar paredes y quitar muebles viejos desde las 8 de la mañana. Algunos en su incomprensión querían o mandarme a la horca o llamar los maridos de las picoletas. Estando nosotros echando a tierra los azulejos de la cocina, no sin ruido, apareció “la presidenta”. La presidenta consorte era una mujer de unos sesenta años, esférica, con el pelo rizado y largo, si hubiera cuello se lo hubiera cubierto por completo hasta los hombros que en su caso le salían de las orejas. Pues estaba esta buena mujer por la ventana del patio de luces gritándome:
- ¡¡¡¡SI ES QUE NO RESPETAIS NADA!!! ¡¡¡VOY A LLAMAR A LA GUARDIA CIVIL Y OS METERÁ A TODOS EN LA CARCEL!!!
- Bueno no se altere que estamos apunto de acabar…
- ¡¡¡ES NAVIDAD Y NO PARAIS DE HACER RUIDO!!! ¡¡¡QUE SE VA A CAER LA CASA!!!
- A partir de ahora no haremos mucho más ruido – esto no me lo creia ni yo, mientras decía esto agachado a mi derecha estaba un amigo picando baldosas, a él no se le veía desde fuera. El caso que el buen hombre picó más de la cuenta y le dio a lo que le llaman el nervio de la ventana. Sería como si te das un golpe en el codo que te entra la risa tonta, pues la ventana también tiene de eso, si le das un golpe y te lo cargas pierde todo aguante. Así que estando yo disculpándome con “la presidenta consorte” veo que la ventana se empieza mover descontroladamente, se contonea como mujer de baja moralidad y finalmente se precipita por el patio de luces estallando contra el patio del bajos.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡VAIS A MATAR A LA SEÑORA JOSEFA!!!!!!!!!!!!!!!!!!
- … lo… siento… te mataré chaval…
Finalmente no murió nadie, ni la señora Josefa, que resultó ser la vecina más maja de toda la comunidad, ni mi amigo.
Llegó el día en que tuvimos que desmontar el lavabo. Por raro que parezca en un baño de 2,5 metros cuadrados habían conseguido meter una bañera, pero como no nos convencía la idea un día me acerque yo solito a desmontarla. Hice saltar todas las baldosas que le servían de apoyo, todas las laterales, superiores y demás. No calculé el tiempo y se hizo de noche (¿había dicho ya que había roto la instalación de la luz el primer día?). El orgullo que es muy malo me hizo pensar que si ahora me iba de allí sin quitar la bañera que pensaría de mi novia que sería mi mujer en el futuro. Lo mismo se daba cuenta de que era un trasto integral.
Cerré lo ojos, cosa del todo innecesaria porque no se veía nada y pegué un primer tironcillo de la bañera para desatascarla de su esquina. La bañera ni se inmuto a mi petición. Busqué a tientas un par de asideros y pegué un segundo tirón esta vez era un tirón de los que provocan pequeñas elongaciones. Esta vez la bañera me acompañó un poco pero se lo repensó y volvió con rabia a su sitio. A cabezón no me gana nadie y mucho menos un ser que yo creía carente de toda voluntad, afiancé mis pies contra la pared y di un estirón de esos que o se venía o me rompía los codos, y no se vino, casi doblego su voluntad se vino un buen trozo pero volvió a su esquina quejándose y haciendo una serie de ruidos guturales.
A tientas salí del baño a buscar un arma y volví con la maceta. Con todas mis fuerzas le di un macetazo a ciegas al borde de la bañera, sonó un GOOOONG que ni en la puerta del sol en fin de año, mis brazos vibraron descontroladamente, la vibración fue subiendo hasta que llegó a la cabeza y se me cayeron dos empastes. Palpé la bañera donde esperaba encontrar las aristas del trozo roto y solo encontré una muesca. Ahora hagamos una pequeña operación aritmética: Un mínimo de 4 horas peleándome con la bañera + la mitad de ellas completamente a oscuras + la impotencia de no ser capaz de mover un cubo grande = subidón de adrenalina de esos que llevan a exclamar “Como me llamo David que rompo este engendro del diablo, lo rompo y no quedará ni el recuerdo”. Armado con la maceta, con la cara manchada de barro y lágrimas comencé a golpear la bañera, la golpeaba con furia, sin precisión. Astillas de paredes y loza caían por todas partes, el polvo lo cubría todo, teniendo en cuenta de que estaba sumido en la más profunda oscuridad, el ambiente era de lo más agradable. Estando yo cegado por la ira y por la ausencia de luz martilleé destrozando todo a mi paso hasta que… un rayo de luz salió del suelo rompiendo la oscuridad. Esto sería mucho más poético si en realidad no se tratara de que había atravesado el suelo y la luz que entraba era del baño del vecino del piso inferior, el cual nunca supo apreciar suficiente la nueva ventana.
A la luz del nuevo día pude ver como toda bañera está atornillada a la tubería que le sirve de desagüe, el desagüe fue lo único que quedo de la bañera el resto se convirtió en polvo de porcelana que estuvimos recogiendo durante varios días.
La cosa no terminó aquí pero no lo contaré todo ahora… mañana más.

3 comentarios:

Bosco dijo...

No tengo palabras... creo que no voy a dormir esta noche pensando en el desenlace del vecino de abajo cuando vió que le agujereabas el techo.

Anónimo dijo...

Buenas
Reconozco que hasta hаce poco nο me motiѵabа demasiado estesitio, sin еmbargo ultіmamente eѕtoy sіguiendοlο mas a menudo
y mе esta іntеresandο bastantе.

Buen trabajо!

Ρara mas informacion :: Vera

Sr.Acido dijo...

Pues me alegro que te vaya gustando cada vez más. A ver si encuentro la inspiración y sigo escribiendo un poco más.