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12 noviembre 2015

Pues no dicen que van a hacer un reboot de MacGyver

Tengo un enchufe en mi casa que no va desde hace unos cinco años, he tenido una balda del armario rota unas semanas y la maneta de la puerta del lavabo iba un poco dura.

Todo esto lo tengo en este estado por una bonita conjunción en mi persona: tengo la habilidad manual de un elefante y la memoria de la Dori de Nemo despues de una noche de borrachera. Así que no suelo tener muchas ganas de arreglar cosas y solo me acuerdo de ellas cuando las tengo que usar, eso si tengo una caja de herramientas que podría guardar dentro un lampista pequeño.

Todo esta introducción sirve para explicar la historia del pasado 12 de Octubre, fiesta nacional en España.

Estabamos tranquilos en casa cuando decidimos que teníamos que bañar al perro. Es de color blanco y tenía las patas como si hubiera estado corriendo por una carbonera. Mi perro, que dedica el noventa por ciento del día a dormir, es decirle: "Hoy toca baño" y se pone a temblar como hoja en un tifón. Así que bañarlo es una tarea familiar, yo suelo aguantarlo en la bañera y mi mujer lo enjabona, de esta forma luego los dos tenemos un bonito lumbago.

Estaba mi mujer aguantando mi perro en la bañera mientras yo deambulaba por la casa buscando los geles del perro que solo llevan 12 años en el mismo sitio. Al entrar en el lavabo vi al perro intentando escalar la bañera mientras mi mujer:

- ¿Traes las toallas del perro? Te dije que trajeras las toallas

- No... - dije con ese tono de "pues esa parte del mensaje no me llegó nunca" - Voy a por las toallas.

Al volver con las toallas seguía mi perro con cara de estar maldiciendo su tamaño y no poder zafarse de las garras de mi mujer.

- No cierres la puerta que el otro día no iba ... - Me decía mi mujer mi mujer, mientras mi cerebro ocupado en sus cosas no le dio la orden a tiempo al brazo, que he descubierto que es como un barco, desde que le das la orden de parar hasta que para puede pasar un rato. Cerré la puerta.

- Bueno, iba un poco dura pero siempre se abre. - dije mientras accionaba la maneta, que iba muy suave para lo dura que iba 5 minutos antes.

- Ahora no se abre la puerta - Son de esos momentos en que los pensamientos se pueden escuchar y yo claramente escuchaba "Te lo dije"

- Que si ya verás - Volvi a accionar la maneta que iba a perfección salvo por el hecho de que el pestillo estaba ahí a su bola, como si no fuera con el la cosa - pues no se abre.

- Pues ya me dirás que hacemos, estamos aqui encerrados.

- Voy a abrir la puerta - Intentaba que mi tono transmitiera seguridad, confianza, tranquilidad. Vamos todo lo que no estaba sintiendo por dentro.

La maneta funcionaba como nunca, suave, precisa, hacía todo el arco a la perfección. Solo el pequeño detalle de que el pestillo no se movía ni un milimetro hacía intuir que algo se había roto por dentro. Hay un dicho que dice que si haces las cosas de la misma forma no esperes obtener resultados diferentes, pues se cumplió. Por mucho que le daba a la maneta la puerta seguía obstinada en mantenerse cerrada. En mi mente apareció un dibujo animado de un videojuego que se jugaba en la tele de cuando yo era pequeño, el Hugo. Cuando moría siempre decía: "Ahora tu dirás".

- Pues habrá que llamar a tus padres para vengan con su llave y la abran desde fuera.

- Me he dejado el movil fuera - El tono no podía haber sido de mas culpabilidad si hubiera añadido "y tambien he matado a todos los vecinos"

- Pues mi movil también esta fuera

Tan lejos y tan cerca a la vez.

Cuando todo lo racional falla hay que probar lo surrealista y en esto soy especialista, es mi mundo, así que desaté el pensamiento irracional que normalmente tengo encerrado cara a la pared en mi cerebro.

Primer intento de abrir la puerta: Desmontar la cerradura con la pinza de quitarse los pelos de las cejas. Pude quitar el primer adorno de la maneta, el primer tornillo no sin problemas. Pero nunca podré agradecer suficiente al ebanista que me colocó las puertas que hubiera pasado el tornillo conviertiendolo en un remache. Después de todas las ideas de cosas que le haría que se me pasaron la mente creo que la inquisición se debió inventar cuando alguien se quedó encerrado en una letrina.

El resultado de este primer intento fueron unas pinzas rotas y el nivel de odio incrementado.

Segundo intento de abrir la puerta: Clavar unas tijeras de cortar las uñas en el pestillo e irlo moviendo haciendo palanca. Por extraño que pueda parecer las uñas, al menos en casa, son menos resistentes que el metal y las tijeras solo consiguieron arañar el metal del pestillo y la madera del marco de la puerta.

A todo esto la desesperación habia tomado forma humana y estaba sentada en el bidet. Una idea sobrevolaba el ambiente: "Y si no consigo abrir la puerta".

Entre idea surrealista e idea mas surrealista ibamos asomandonos por la ventanita del lavabo a gritarle a los vecinos a ver si alguien nos oía. Pero como debemos tener los vecinos mas militaristas del mundo estarían todos viendo los desfiles militares y nadie nos escuchaba.

- Pues como mañana tenemos que ir a casa de tus padres, cuando no vayamos y no contestemos al telefono, entonces nos buscaran y supongo que acabarán viniendo a casa a ver si nos ha pasado algo. - Mi mujer estaba ya imaginandose durmiendo en el lavabo, la desesperación del bidet parecía que había crecido un poco más mientras jugaba con las esponjas que estaban guardadas dentro del bidet.

Miré a mi alrededor, esperando encontrar una caja de herramientas que se me hubiera pasado por alto en algún momento. Entonces en la cesta de los geles vi una esponja de esas que te sirven para cambiar la piel en cada ducha o para lijar un tablón de ébano. Esa esponja tenía una pequeña cuerda para colgarla del grifo mientras no la usas para decapar un barco.

Tercer intento de abrir la puerta. Corte la cuerda de la esponja con las tijeras de las uñas, con una lima de las uñas la fui empujando hasta que la pasé por el otro del pestillo, la recuperé por debajo del pestillo con la lima de las uñas. Encajé la cuerda con el pestilló y tiré de los dos extremos, el pestillo se movió y entonces... la cuerda pasó por enmedio del pestillo sin que se hubiera movido suficiente como para abrirla. Pero el mayor avance en la última hora así que pensé que necesitaba una cuerda mas gorda pero mi surtido de cuerdas y sogas en mi lavabo se acababa con aquella cuerdecita. Pero todo era más sencillo, le hice un nudo a la cuerda. Con un poco más de esfuerzo repetí todo el proceso, encajé el nudo en el pestillo y ahora cuando tiré mucho más despacio la puerta se abrió.

He de reconocer que aún ahora un poco de orgullo me sube cuando pienso en lo ocurrente de la idea y de como de un problema que yo habia creado había podido salir, incluso habíamos podido salir del lavabo.

Al final no lavabamos al perro y creo que después de una hora y media los tres encerrados juntos, se le ha quitado un poco el miedo al agua.