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16 enero 2008

Compañerismo II

El compañerismo es un bien escaso, cuando en una empresa se consigue los jefes deberían blindar económicamente a la gente para que no se perdiera, porque cuando no existe se producen sucesos muy curiosos, por no decir desagradables. Ahora viene historia de abuelo cebolleta.
En un tiempo muy muy lejano, estaba yo lesionado (raro eh?) en el codo, no recuerdo exactamente pero que me pasó, y lo llevaba en cabestrillo escayolado. A un informático no le dan la baja jamás, así que allí estaba yo a base de ibuprofenos trabajando al 50%. Coincidió ese día que mi padre había llevado mi coche al taller a una revisión y me llaman que tengo que sacarlo de allí porque ya habían acabado y si el metro cuadrado en Barcelona está caro, el metro cuadrado de taller está espectacular.
Así que allá que voy conduciendo con mi brazo en cabestrillo consigo aparcar cerca del trabajo y vuelvo a la oficina. Al llegar me encuentro a mi compañero con la cara blanca como si hubiera estado jugando a cartas con la niña esa japonesa de The Ring.
- Acompáñame al lavabo…
- ¿Sabes que estoy casado?
- Estoy muy mareado y no se si llegaré…

Y no llegó a medio camino se desplomó. Mi compañero es más alto que yo, y yo no es que sea bajo, e igual de pesado, así que tuve que aguantarlo con el brazo izquierdo, el único de mis múltiples brazos que no estaba en cabestrillo, y delicadamente dejarlo caer a plomo en el suelo. Lo llevé a rastras hasta una esquina, siempre usando solo el brazo izquierdo, y levantarle las piernas. Mientras toda la oficina estaba conveniente mirando hacia otra dirección. Se acercó uno y me dice:
- Creo que puede ser una bajada de azúcar, toma un caramelo
- Lo que es, es una bajada de cuerpo. – Ganas me quedaron de decirle por donde se podía meter el caramelito que cogí cortésmente.
Como pudo se volvió a levantar y se apoyó en mi hasta el lavabo donde se volvió a desplomar, no estaba yo como para decirle que el suelo de un lavabo no es el mejor sitio para una siesta. Como pude le eche un poco de agua. Mientras él estaba allí observando el techo llegó otra persona, a la que ver personas tiradas en los suelos de los lavabos es su pan de cada día, porque estiró las piernas y pasó por encima de mi compañero.
Cuando pudo caminar, bueno tambalearse avanzando hacia delante, lo volví a cargar en mi hombro y hacia el coche que fuimos.
- Me duele mucho el pecho y el brazo izquierdo – me dice para tranquilidad mía.
- Espera que te pongo en horizontal el asiento, por dios intenta no morirte ahora vale – ganas me daban de romperme el yeso.
Conduciendo como podía llegamos a la clínica Quirón. Deje el coche en cualquier lado y vuelta a cargar el buen hombre hasta la entrada trasera, con la buena suerte de que me equivoque de entrada y me metí en una portería, equivocación de la que fui consciente tiempo más tarde. En mitad de la entrada había una silla de ruedas y allí lo dejé, resultó que la silla era de un vecino que estaba bajando en el ascensor y el portero del edificio le había preparado allí. Al bajar el vecino tuvo un primer momento de querer proponernos que lo levantara de la silla pero cuando le vio la cara, que ya no era de haber estado jugando con la niña de The Ring, ahora la tenía como si la niña le hubiera insinuado alguna guarrada.
El buen vecino tuvo a bien no decir nada más y nos dejó la silla, pero como estábamos en un sitio equivocado enmendar el error suponía salir a la calle y hacer un recorrido de unos 500 metros, yo si me equivoco no me estoy con tonterías. El portero providencialmente me indico una entrada trasera a urgencias del hospital, así que allí que me lance empujando la silla con un solo brazo. Llegué a recepción del hospital a traición, allí por donde nadie me esperaba.
- Se muere – dije intentando no dramatizar demasiado
- ¿Qué le sucede?
- Le duelee eeeel – no podía hablar, cargar 90 kilos de un lado para otro con un solo brazo me había cansado ligeramente. – le dueleeeee eeeel… unnn brazo
- Y va en silla de ruedas por un brazo
- Le duele el brazo izquierdo, se ha desmayado ngdos veces, me muero yoo….
- Bueno ahora lo miramos
- Gracias… me voy a morir a la sala de espera vale… estoy allí

Al final resulto que todo era fruto del estrés, el estrés es malo no tengais nunca de eso. Pero nos sirvió para ver los buenos compañeros que teníamos en la oficina.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

tienes razon el estres y los nervios es lo peor que han inventado,yo por si acaso me voy a relajar no vaya a ser que me duela el brazo y lo peor es que alguien como tu me tenga que llevar al medico,(que miedo)

Anónimo dijo...

Joder, me he quedado a cuadros, la realidad supera a la ficción, en serio, vaya ambiente de compañerismo total O_O

Anónimo dijo...

te leo habitualmente desde el iphone pero ya que entre via web a dejarte un comentario en otra entrada aprovecho :P

La verdad es que para que te den la baja ocmo informático es imprescindible que ocmo mínimo te rompas los dos brazos, estes escayulado de rodialla para abajo en ambas piernas y tengas la cabeza abierta, porque sino, argumentan que puedes teclear ocn los pies..y si estas en el hospital tranquilo que te llevan el portatil.

Que fuerte lo del compañerismo ahi, da miedo morirse...seguro que solo se levantan para robarte lso zapatos y la cartera...

El Doc 9 dijo...

muy bueno, abrazo de gol, lo tendre en cuenta