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07 diciembre 2011

Que peligro tienen las abuelas

Estaba yo en la sauna, intentando reencontrarme con mi yo interior, cuando dos venerables ancianas se encontraron entre el vaho. Por alguna extraña razón ellas pensaron que el vaho alteraría las ondas de su voz así que decidieron hablar a gritos como si estuvieran en un estadio. Al haber perturbado mi paz y hacerme participe de su conversación me veo con total libertad de reproducirla lo más fielmente posible aquí como si de una obra de teatro se tratara.

La abuela uno está estirada en un peldaño de la sauna envuelta en una toalla blanca, el volumen de esta mujer provoca que gran parte de su humanidad se precipite peldaño abajo.
La abuela dos entra todavía con el gorro de piscina puesto. Se sienta justo encima de los pies de la abuela uno. La abuela uno aún enrollada en su toalla se levanta y comienza la conversación.

Abuela 1 - EEEEEEEEEEEEEEEEAAA!!!!!!!!!

Abuela 2 - IIIIIIIIIIIIIIIIA! No te había visto. ¿Qué tal?

A1 - Pues ¿Qué haces aquí?

A2 - Me he salido de la piscina que se ha llenado de niños - el tono era como si fuera una especie de plaga - y me he metido aqui a ver si quemaba algo - como por ejemplo mi paciencia.

A1 - ¿Has visto a mi cuñada?

A2 - La veo mucho, salir y entrar. Que no es que la vigile pero coincide. Que delgado está cuñado ¿Qué le pasa?

A1 - Él dice que es de caminar mucho y no comer, pero no me lo creo

A2 - Es que está muy delgado, pero si no le pasa nada mejor.

A1 - Yo es que no le creo, porque de caminar va a ser. Yo creo que algo le pasa.

A2 - Pero si camina es bueno

A1 - ¿Te acuerdas de Juan? Estuvo caminando hasta dos días antes de morirse y mira - Lo mismo era agotamiento

A2 - Es que está muy delgado

A1 - De caminar dice que es, pero yo creo que algo le pasa - Diga que si, mate a su cuñado.

A2 - Pero si fuera algo malo te lo diría tu cuñada

A1 - Ay! Mi cuñada no me me cuenta nada, es que es muy suya. Ya ves como son las cosas hoy día, que le puede pasar también a mis hijas - Intuía que estabamos cambiando de tema de conversación, aunque no estaba seguro, me chocaba que alguien hablara de la posibilidad de que sus hijas murieran caminando con esa ligereza - pero su hija está separando - confirmado abortado el tema de los muertos caminantes.

A2 - Ya me parecía a mi que no la veía yo mucho con el chico aquel, que no es que yo la vigile, es que coincide - La abuela esta no vigila ella coincide, la KGB también tenía gente que coincidía con otros.

A1 - Pues no la invito yo a comer cuando me entero de que se había separado, que me lo habían dicho en aquagim y me dice ella que su marido se ha tenido que ir a jugar un partido a Zaragoza

A2 - ¿A Zaragoza?

A1 - Como lo oyes a Zaragoza, todo por no decirme se habían separado. Mira que el chico era majo. Pero ella ya esta con otro, no es que yo me quiera enterar.

A2 - Yo la he visto entrar a veces con otro chico, un hombre.

A1 - No es que me importe, mayor es un hombre mayor que ella.

A2 - Pero a veces entra sola, yo es que coincide que la veo - Que peligro tiene la vieja coincidente.

A1 - Si que ella no tiene que darme explicaciones pero es mayor y el chico pues mira no vino a comer.

A2 - Está muy delgado - ¿Hemos vuelto a los muertos caminantes?

A1 - Algo malo, muy delgado. Es que el era muy corpulento - La señal que te indicará si has de comenzar dieta es que una mujer mayor te diga que estás corpulento, la cosa es que es como si tuvieras gravedad propia. - Pero mi cuñada es muy suya.

En este punto me retire esperando que el vapor les impediera verme con claridad y que las abuelas de la Gestapo matadoras de caminantes no centraran sus iras en mi.

Que peligro tienen las abuelas.

13 octubre 2011

¿Trabajo duro?... no gracias.

Se porque soy informático, lo soy porque soy alérgico al esfuerzo físico. Cualquier alergólogo lo confirmara, cuando estoy sometido a trabajo duro me cuesta respirar, siento calambres en brazos y piernas por no hablar de un exceso de sudoración y debilidad.

Estuve con la familia haciendo una barbacoa y mi padre, que vendría a ser como el superhéroe del bricolaje, estaba hiperactivo. Cuando llegamos estaba podando unos arboles, como se le había roto la escalera estaba haciendo equilibrios entre dos ramas, me giré un momento ha hablar con mi madre que me contaba algo de que se había caído y al volver para reñirle como un buen hijo aplicado ya no estaba, estaba cortando unas cañas encima de un montículo. Luego bajó y volvió a desaparecer para reaparecer con un cubo de tomates que acababa de recoger. Mi padre es mayor que yo, quería hacer esta pequeña aclaración, podría alguien dudarlo por los niveles de actividad que despliega él y el que despliego yo, a mi me gusta decir que yo soy más reflexivo, otros dirían flojo.

Tuvo un momento de duda entre tarea y tarea y mi madre le dijo que preparara el fuego para la barbacoa. Yo me puse a su lado con mi cara de "Descansa y deja que tu fuerte hijo se encargue".

- Coge la sierra, que no se donde la he dejado y corta un poco de leña gorda.

Encontré la sierra fácilmente, mi padre solo se había movido por un área que se podía medir en campos de fútbol. La sierra era una que Jack el destripador hubiera pensado en cambiarla por vieja, mas o menos largas como mi pierna y posiblemente pesada como ella.

Fui a un montón de ramas apiladas. Cogí la sierra por la única parte que parecía un agarradero y comencé a serrar. La rama se movía mientras yo la arañaba, no había serrado nunca pero algo me decía que tenía que ser algo más ágil. Pisé un extremo de la rama para evitar movimientos. La rama bajó hasta el nivel del suelo. Estaba intentando serrarla con la posición que tiene quien espera que le salten al potro. Arrodillarse no era una opción, sentarse tampoco. Levanté el pie. La cogí con la mano izquierda mientras que con la derecha comencé a serrar. La sierra se encallaba mientras hería la madera. Mi padre se acercó preocupado, supongo que pensando que con el tiempo que había pasado yo estaría deforestando el bosque cercano y al verme me dijo: "Esa madera no es, esa está verde, el montón es ese de allí."

Bajé al segundo montón y comence a hacer leña del árbol caído.

Después de comer mi padre me dijo que quería limpiar la piscina. Para los que no hayan visto nunca decir que la "piscina" es una alberca de riego. En ella he visto yo las libélulas más grandes que nunca pude imaginar. Estaba llena de unos bichos infectos de grandes patas traseras por no hablar de los mosquitos. El fondo de la piscina tenía suficiente arena y polen acumulado se podrían hacer dunas. Vació la piscina y casi todos los que comimos la parrillada comenzamos a palear agua, barrer arena y bichos. El trabajo era algo parecido a intentar barrer la playa pero con bichos.

En un momento mi padre me comentó:

- Ya he descubierto donde está el avispero - Durante toda la comida habíamos sido asediados por estos simpáticos insectos del demonio.
- ¿Dónde?
- Ahí en el ladrillo - Dijo señalando a un ladrillo en la pared en que estaba apoyado. - ¿Les echo agua?
- NO, espera que me aparto un poco, me alejo un poco, que se yo, me voy a Barcelona. No les eches agua que se cabrearan - siempre me he preocupado yo de los sentimientos de las avispas y no haría yo nada que pudiera hacerles sentir mal.

Finalmente la piscina quedó vacía y razonablemente limpia, nunca diría eso de "Se podía comer dentro", pero por comparación estaba limpia.

No corte ni la mitad de leña que mi padre, ni limpié tanto como él, por no habar de que no subí a arboles, así que si alguien tenía dudas de a quien he salido podríamos descartar a mi padre. A mi padre dale algo que hacer con las manos y es feliz. Eso si, si le pides que te monte un mueble, has de saber que apretará los tornillos como si fuera para un submarino. Si algún quieres desmontarlo mejor será que arda el mueble, porque ese tornillo no se va a mover.

Pero volviendo a la barbacoa, no todo lo hizo él. Yo tuve un papel primordial, base, imprescindible e insustituible: Hice mazorcas, dándoles la vuelta y todo.

02 mayo 2011

La tortura cura

"Siéntate bien". Todos los que trabajamos sentados en oficinas escuchamos este mantra que nos van diciendo que nos quejamos de la espalda o cervicales; como si fuera tan sencillo eso de sentarse bien cuando el pc se empeña en hundirte en la miseria, no es por gusto, es que tu posición refleja tu estado de ánimo.

Llegué al punto, no hace mucho, que tenía las cervicales como pelotas de golf y siempre mareado como si me hubiera bebido una cerveza (es que yo tengo muy poco aguante). La cosa no podía continuar así, decidí hacer algo y empecé a quejarme. Poco alivio encontré así que, por el bien de la gente que me rodea, decidí dejar de quejarme y pasar a la acción. Busqué en mi agenda y bajo la "B" apareció Brian como descripción "Osteopata".

Un osteopata es un médico, que formado en las buenas artes de la tortura, sabe parar antes de la fina linea que separa la tortura de la cura.

Llegué a la consulta de Brian. Cogí el Pronto, porque esto da igual, puedes ir a cualquier médico del globo terráqueo que siempre podrás leer un pronto antiguo. Estaba yo muy interesado porque parece que Chayo se separa de su novio o se casa con el, Chayo sonrie mucho (entonces posiblemente se case). Sale Brian.

- Ya puedes pasar - Me dice Brian, con ese acento que tienen los ingleses que han aprendido castellano. - Quitate la camisa y pantalones.

Los medicos son de ser muy directos, ni un besico, ni una carantoña. Pantalones fuera pierdes toda la dignidad.

- ¿Qué te pasa David?
- Me duele la cabeza - me toca la cabeza - me duele la espalda - me toca la espalda - y las cervicales - aqui me coge las manos, las pone sobre mis rodillas con las palmas hacía arriba (yo estaba sentado sobre la camilla) y me coge de las manos como si fuera a confesarme su amor, y que un inglés se me declarará no entraba en mis planes, pero estaba semi desnudo y sin dignidad.

Sin previo aviso me giró el brazo sobre la espalda como si me estuviera detuviendo, me coge del hombro y me lo cruje.

- Vamos ha arreglar todo lo que no me gusta - pues va a tener faena chaval, pensaba yo. - Tienes que cuidar lo que comes tumbate boca abajo - me muevo y camino a tumbarme me cruje las muñecas - porque lo que comes afecta a lo que eres no hagas fuerza - y me cruje las rodillas - porque si comes mierdas pastas ahora cuidado - me coge de los tobillos e intenta desenroscarlos, yo intenté decirle que hoy había ido con los de verdad y que no se sacaban.

Tras unos cuantos crujidos y dolor variado me dice:

- Bueno ya puedo comenzar - Todo lo anterior había sido como el calentamiento. - Nada de pan, no comas pan - me coge la nuca.
- Es que el pan lo hago yooooooo - Me coge como si fuera Steven Seagal y me tantea para ver si puedo verme el culo sin espejos.
- Haces pan no hagas fuerza o te haré mas daño - Esto es como si me hubiera dicho no respires o te dolerá más. Es imposible no ofrecer resistencia cuando sientes que te van a arrancar la cabeza y dartela en una bolsa del Pryca. - Pues si haces pan entonces bien, ¿Que le pones al pan? Ahora no te muevas echa aire...
- Le echo huevos, aceeeeeiiiiiiiiite - Cocina extreme, yo no puedo dar recetas mientras me rompen la espalda.
- La espelta es muy buena ahora te va a doler - Cuando no has llorado porque eso gastaría la poca dignidad que queda al estar en calzoncillos no ayuda saber que eso no había dolido. Entonces me clava el indice en el musculo que va del hombro al cuello y fue una explosión de alegría. - ¿Has probado la espelta o el centeno - y se quedó esperando mi respuesta.

Es una experiencia mistica, estaba descubriendo el dolor. El dolor llega con fuegos artificiales. Veía flashes y me costaba respirar, la pierna se me estaba encogiendo y el brazo se me había dormido y este buen hombre me pregunta por la espelta. No me plantee mandarlo lejos porque ya me había demostrado que no me había matado porque hoy no le apetecía y quien soy yo para hacer cambiar a un hombre sus preferencias, así que hice lo que de todo buen torturado, confesé lo que el torturador quiere oir.

- El centeno es bueniiiiismo - el dolor alarga las i - y la espelta no la he probado pero juro que compraré en cuanto salga de aqui y me alimentaré solo de ella si eso es bueno.

- No comas carne roja - y se me subió de rodillas en la espalda y sonó como si tuviera costillas pirotécnicas.

Me cogió de las cervicales otra vez.

- Ahora voy ha hacer que te duela la cabeza - Cuando ya esperaba un mazazo en la frente, me tocó las cervicales y comenzó una de mis cefaleas con todo su esplendor, un dolor que me atravesaba el cerebro como si quisiera salir por los ojos. - Ahora se va - y comenzó a apretarme la base del craneo hasta que vi una luz, un tunel lleno de gente que decía "no vengas" y el dolor desapareció.

-Bueno pues ya está, vistete y fuera ya te cobro.

Pague treinta y cinco euros por al sesión y no han vuelto los dolores de cabeza y las cervicales aguantan.

Que secretos encierra el cuerpo que hacen falta las torturas para sacarlos.

01 marzo 2011

... y van ¿Cuantas?

Hará cosa de un par de meses hice algo que en un mal día te provoca un trauma, me pesé. La bascula y yo no tenemos una buena relación, es como el chaval que te quita la merienda en el cole. Sabes que está ahí pero no te acercas porque nada bueno te va a traer.

El caso es que me pesé, tras validar que había subido yo solo y que con mi peso dividido en partes iguales podía formar una pequeña comunidad de hobbits dispuestos a vender anillos en tiendas de ¨Compro Oro¨, decidí que tenía que hacer algo. Lo primero que se me ocurrió fue dejar de hacer, dejar de comer tanto vamos y tras un mes de lloros y ausencia de chocolate me apunté al gimnasio, otra vez.

He estado un mes corriendo en cintas, peleándome con maquinas de steps, pedaleando en bicicletas estáticas. Normalmente la gente que frecuenta mi gimnasio tiene las inquietudes intelectuales de una polilla, si brilla mola. Pero si te paras a pensar te empiezan a dar pena los hamsters, estas ahí pedaleando hasta echar los pulmones por la boca para no moverte nada, corres hasta que los gemelos se te suben a los glúteos para que la maquina pinte otra linea roja.

Ayer me atrevía a hacer una clase dirigida, CTC se llama. Vendría a ser algo a si como Condicionament Total de Cos o Acondicionamiento total del cuerpo. Fui con un amigo. Él está bastante mejor de forma que yo, cosa que no es extraña porque para encontrar a alguien que estuviera peor tendría que buscar en geriátricos.

Las señales hay que saber interpretarlas, si en un clase solo hay dos chicos y tú eres uno de ellos, eso es una señal. Las mujeres dan a luz, sacan niños de cuatro quilos, tienen movimientos hormonales que convertirían a Bruce Willis en la señora Doubtfire, ellas están acostumbradas a sufrir y al dolor. Pero no atendí a las señales.

Me coloqué junto a la pared, casi en el hueco que anteriormente había ocupado esa especie de alfombras azules que han absorvido el sudor de generaciones y allí donde me viera demasiado me coloqué junto a mi amigo.

El monitor empezó a hablar:

- Hoy haremos monmonmonmonmonmon - no oia nada. - monmonmomnomnnmancuernas y sobre todo monmonmon inferior monmonmon monmon usar. VENGA COMENZAMOS. - Y puso la musica a un volumen que convirtió la clase en subwofer de discoteca de titanes.

Frente a mi habia colocado un step y una alfombra azul de esas, lo mismo que la chica de al lado. Ella se sento de cuclillas sobre el step. Yo también. Se levantó y yo también. Era como volver a los cinco años.

- Tocando - dijo el profesor

Miré para ver que habia que tocar, me tenía que ir haciendo notas mentales para ir recordando. Nota Mental 1: Tocar significa pataditas con la punta del pie al step. Nota Mental 2: Una patada con la intensidad inadecuada manda el step bajo los pies de la chica de delante.

- Al centro y momnmonomon - Me estoy quedando sordo.

La chica de al lado vi que subia alternativamente con los pies al step y yo a imitar. La cosa fue variando a ahora subo con los pies juntos, ahora solo con un pie, ahora patada, ahora encojo.

- Al centro, patada, monomonomonmon, vuelta a comenzar, me bajo, corro en el suelo. - El profe se había vuelto loco.

Nota Mental 3: El numero de pasos consecutivos que soy capaz de retener se limita a uno.

Cuando me giraba a mi derecha estaba la chica que imitaba y podía hacer mas o menos la mitad de lo que se tenía que hacer pero al girarme me encontraba cara a la pared y la pared, pese a ser muy fácil de imitar no me servia en exceso.

Detrás de mi se había colocado una chica que claramente estaba ahí por los mismos motivos que yo, perder peso. Empezamos los ejercicios con mancuernas, yo cargaba con cuatro quilos y teníamos que hacer un movimiento parecido a tener que remover un puchero de manteca de 50 kilos. Justo en el momento en que la inercia era máxima, mis brazos se extendían hacia la izquierda, manos juntas, veo aparecer junto a mi hombro la cara de la chica que había decidido cambiar de alfombra. Mis manos ya iban para allá y no iba a ser una cara poco agraciada lo que las pararan. Mi cerebro intentó pararlas, peró la cobertura no era buena y no llegó ninguno de sus mensajes. Mis manos cargadas con dos mancuernas de cuatro kilos siguieron su inexorable camino hasta encontrarse con la frente de la chica. Si hubiera podido hablar me hubiera disculpado. Cuando tienes que acordarte de que tienes que respirar, el sudor te empapa los ojos y tienes que fruncir el ceño en un intento por evitar el escozor de ojos, por no hablar de los gruñidos caninos de forzar musculos que solo habían servido hasta ahora para cargar las bolsas del carrefour, te das cuenta de que tu expresión no expresa la mayor humanidad y compasión. Pese a que le intenté poner la mejor de mis miradas de perdón creo que mi expresión reflejaba más ¨Te mataré a golpes de mancuerna, estoy todo loco¨.

La clase siguió, hoy tengo ahujetas pero estoy contento, lo mismo repito y todo.