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04 mayo 2015

En Salou no saben hacer cerraduras

Algún día reuniré a mis nietos y sentándolos en cojines todos al mi alrededor les diré:
"Nunca reservéis habitación en un hotel en su primer día de temporada"
He estado en Port Aventura este pasado fin de se semana y la verdad es que ha estado genial, sobretodo por los que hemos ido, pero lo importante que quiero destacar es el hotel del que quiero dejar bien claro su nombre "HOTEL BEST CAP SALOU" para ver si consigo hacerle algo de "publicidad".

El 1 de mayo, festivo en España, he visto que por la carreteras se mueven el equivalente en coches a la población de China y haciendo alarde de conciencia colectiva a todos los coches nos apetecía ir a Salou con lo que el viaje de ida fue en procesión.

El hotel está ubicado a las afueras de Salou en una zona muy bonita en la que se olvidaron de dejar sitio para aparcar los coches, se ve que estaba previsto que a los turistas los tiraran desde helicópteros como si fueran cajas de provisiones. Al no habernos informado nosotros intentamos ir en coche, el parking parecía la calle principal de Nueva Delhi el primer día de rebajas. Hay canalones en las bandejas que están mas holgados de lo que estábamos allí. Viendo como estaba decidí ir dando vueltas ampliando el radio hasta que conseguí aparcar a una distancia tal que mi móvil entendió que estaba haciendo senderismo en el camino de vuelta y me recomendaba parar a descansar.

Cuando entre en el vestíbulo del hotel la visión era aterradora. Cientos de personas organizadas en tres colas encaradas a un mostrador. Cientos de personas, muchos de ellos franceses, haciendo cola para hacer check·in. Se podía oír ese rumor constante que creo que solo tendría equivalencia al sonido de un ejercito haciendo un asedio. Algunos comentarios del tipo "Pues ya llevamos aquí una hora". Me fui con mi amigo a hacer cola y ver como la cola avanzaba en el tiempo pero no en el espacio. Era como una partida de profesionales del escondite inglés, el juego ese que te tienes que quedar quieto si no te pillan.

Finalmente al llegar al mostrador un chico que supongo que sería un asesino en serie para merecer ese castigo buscó en una libreta, no lo buscó en un ordenador, lo buscó en una libreta nuestra reserva y nos dio nuestras tarjetas llave.

Dos habitaciones contiguas para las dos parejas que íbamos.

Al ir avanzando por el pasillo se oían voces de lo que parecía nuestra habitación, como una discusión, pero de pronto música. Que la gente se pelee lo entiendo, dentro de mi habitación lo veo un poco más extraño, pero que en el fragor de la pelea de pronto se pongan a interpretar una pieza musical lo veo más peculiar. La puerta estaba abierta y la tele estaba encendida, el mando no iba y no se apagaba, el cable estaba por debajo del mueble así que toco moverlo un poco y algo se ve que toqué que encendí el aire acondicionado y tampoco se paraba.

Mi mujer salió y yo, en un momento de iluminación, aprovechando que todas nuestras cosas  estaban en la habitación cerré la puerta para probar si iba la tarjeta. La tarjeta no funcionaba. Bajé a recepción. Las colas se habían ido compactando y la mala leche estaba a punto de hacerse visible. Me acerqué al mostrador bordeando las colas y tras un rato de espera sintiendo las miradas de ira clavadas en mi espalda llamé a una recepcionista y le cuento mis penas con la tarjeta, me la reprograma y subo.

No abría.

Vuelvo a bajar, vuelvo a bordear las colas, les miró con la cara esa que tienes cuando estas saliendo del dentista y ves a los que tienen que entrar todavía y con la vista intentas decirles "Se lo que sientes, yo he estado ahí y la cosa no mejora luego"

Llamo a otra recepcionista:
- Hola, buenas, mira que tengo esta tarjeta
- Sí es la llave - Pues mira que yo pensaba que era una de esas tarjetas black.
- Ya pero que no abre la puerta
- La estas poniendo bien? - La tarjeta tiene una flecha dibujada en todo el frontal
- Creo que si - Es este momento ya dudaba de todo
- En tu habitación, la 5004 - No no, la estoy metiendo en la de una chica inglesa de la que soy acosador
- Claro en la mía, me la acaban de reprogramar.
- Te doy una tarjeta nueva

Subo a mi habitación otra vez y NO ABRÍA.

Bajo a recepción. Ahora ya no miro a las colas, me importa un bledo las personas, sus maletas, los niños franceses y sus camisetas del PSG y las abuelas con las sombrillas.

- Me han reprogramado la tarjeta, me la han cambiado y no se abre.
- ¿La puerta? - No, un portal a un reino mágico
- Si la puerta de la 5004
- Ahora llamo a uno de mantenimiento
Me quedo allí esperando a que llame
- Ahora le llamo
La miro, me mira, nos miramos
- Le llamo

Subo a la habitación y gracias a un escuadrón de señoras de la limpieza consigo entrar la habitación, mientras esperamos mis amigos nos preguntan si no escuchábamos un pitido continuo y era verdad, se oía como el pitido de una maquina y en estas que llega el de mantenimiento.

Va hacia la puerta y me pide la tarjeta y se la lleva para reprogramarla, cuando vuelve SIGUE SIN ABRIR. Así que dice "Pues lo mismo es la cerradura" Así que saca como una calculadora grande con un cable, la enchufa a la cerradura y tras unos momentos de tensión comienza a funcionar la cerradura, nos abrazamos todos, lloramos y sentimos como la vida vuelve a tener sentido.

A todo esto que desde la habitación a través de la cortina se intuía una terraza grande, al abrir la puerta de la terraza veo que estamos en el terrado del hotel. Todo el terrado era nuestra terraza con decenas de maquinas de aire acondicionado distribuidas, algunas chapas de metal y cables, pero ya me daba igual podrían haber puesto calabozos medievales y nada me hubiera extrañado.

Al salir de la habitación me encuentro con unos vecinos de pasillo y les pregunto:
- Perdona ¿Oís vosotros también el pitido este?
- PUES CLARO QUE LO OÍMOS, y ademas no va la cerradura - Tenía el humor ese que se te pone cuando te dicen "pues habrá que hacer una colonoscopia y nos hemos quedado sin anestesia"
Asi que me aparté un poco para que pudieran disfrutar de su ira en soledad.

Bajamos a recepción para ir a buscar nuestro picnic para irnos a Port Aventura.
- Si mira es que ya no hacemos picnic porque lo habéis pedido tan tarde
- Mira llevamos tres horas haciendo cola y jugando con las cerraduras y ahora queremos nuestro picnic - Les comentó mi amigo.

Desde cocina sacaron unas bolsitas y con esa ilusión que te entra cuando te dan comida y son las 17:00 y no has podido comer abrimos las bolsas y en ellas había un sandwich de jamón y queso de una tristeza infinita, pero teníamos tanta hambre que hasta el corcho nos pareció un manjar.

Nos regalaron unas plazas de parking, la mía tenía tanto espacio entre la columna y la pared que al meter el coche casi hago efecto ventosa.

Pero bueno tras más de tres horas todo se había solucionado, y aunque mi puerta siguió fallando el resto de días las aventuras son para vivirlas.