Por el precio de un Frigopie, mucho más divertido a la par que con peor sabor puedes tener el magnífico libro inspirado en el blog. Pulsa en este enlace y disfruta: Si lo sé, no crezco: Las historias de MundoAcido Aprovecha esta oportunidad de leer el libro del que todos están hablando y cuando digo todos me refiero a algunos miembros de mi familia.

09 enero 2006

Viajar en Metro - Dormir

A este respecto existe una leyenda urbana muy extendida que consiste en creer que cuando uno se duerme en el metro apoya su cabeza en el hombro del que tiene sentado al lado, pero esto es rigurosamente falso. Si que es cierto que muchas cabezas cogen angulos imposibles en cualquier dirección, pero en todos los años que llevo viajando en el metro nadie ha apoyado su cabeza en mi hombro y eso que considero que no tengo un hombro especialmente desagradable.

Mi opinión es que el cuerpo es muy sabio y cuando detecta por el traqueteo que estas viajando en transporte publico y que, además, te estás durmiendo endurece los musculos cervicales o fusiona las vertebras (esto ultimo faltan unas ultimas pruebas para demostrarlo) para que la cabeza se mantenga tiesa. Esto además de ser un rato incomodo hace que cuando te despiertas tengas la gracilidad de robocop sin engrasar y te da la impresión de que nunca más volverás a tener el control completo de la cabeza, pero de los efectos del despertar ya hablaré más tarde, ahora a lo principal, como llega uno a dormirse en el metro.
Una vez un gran sabio, que para sacarse unas perrillas trabajaba de guardia jurado, dijo: "La mejor forma de dormirse es no querer hacerlo". Y es cierto, uno viaja en el metro cansado pero con un sentido de vergüenza ajena grande y de la propia ya ni hablamos cuando empieza a notar que los parpados van cargados, cargados. Y empiza una lucha digna de "El hombre y la tierra", yo imagino que el cerebro está dividido:
- Pero duermete que es lo mejor para ti, mira yo dejo el subconsciente alerta y cuando llegue tu parada te aviso.
- No te duermas, toda esta gente te está mirando
- Quien te va a mirar a ti con ese chico/chica que hay al fondo del vagón.
- No te acuerdas de la babilla que se te cae cuando duermes...
Y este es un razonamiento de un peso enorme para luchar con uñas y dientes para no dormirse. Esta lucha suele durar 10 o 15 segundos, cortos pero muy intensos. Y ahora sí uno se comienza a dormir, y no es un sueño normal, porque si fuera un sueño normal comenzaría con una fase más leve, al cabo de unas horas sería la fase de sueño profundo, pero otra vez más, demostrando que el cuerpo humano es muy sabio, se salta todas las fases previas y pasas de estar despierto y leyendo el periodico del de delante a estar completamente dormido, aislado del exterior y ya podrían pasar por delante tuyo los sanfermines con chupinazo incluido que no te despierta nadie. Bueno decir nadie es mucho decir, te despierta el subconsciente, ese que se quedó despierto para avisarte de la parada, y si pudiera hablar te diría algo así.
- Ups, lo siento me despisté.
Porque siempre pasa, te despierta para que puedas ver como se cierran las puertas en la estación que tenías que bajarte. Y ahora viene lo bueno porque no ha despertado a todo tu cuerpo, solo ha despertado al ojo derecho y a medio cerebro así que como movido por un resorte sales disparado del asiento y se te olvida que sobre las piernas tienes papeles como para empapelar el recibidor del principe, la mano sigue dormida así que justo levantarte y como si estuvierais imantados con el mismo polo todo los papeles se alejan de ti a los rincones más lejanos del metro. Pero el metro es como Gran Hermano, el conductor que todo lo ve aunque habia hecho sonar el pito y habia comenzado a cerrar las puertas vuelve abrirlas. Ultima oportunidad, así que uno decide sacrificar los papeles más lejanos ("esos ya me los sé") recoge lo que puede y dos o tres traspies con la cabeza a la altura de la cintura como si fuera a embestir la puerta a cabezazos y en ese momento, se acabó la gracia del conductor y cierra las puertas.
El subconsciente ha conseguido despertar al resto del cuerpo, especialmente al sentimiento de vergüenza que se dispara y a uno le entra el momento digno. Te quedas al lado de la puerta como si nada hubiera pasado mirando a la gente (que ahora si que te mira) con cara de "esa no era mi parada, yo es que siempre me levanto así", además tu duele ligeramente la cabeza como si antes de dormirte te hubiera bebido varios litros de orujo que hubieras destilado con prisa sin saber muy bien como hacerlo, pero eso si muy digno. En la siguiente parada uno se baja, va a la otra via y espera el metro que va en dirección opuesta. Te sientes como un imbecil y te prometes a ti mismo que nunca más volverás a dormirte en el metro. Pobre Infeliz.
Banda sonora del trayecto
Heroes del Silencio (Hoy han sido sus grandes exitos) por lo menos no lo he mezclado con Gamma Ray como dijisteis alguno :)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo me lo paso genial e incluso me reprimo las carcajadas cuando veo a la gente que se les cae la cabeza. Ponen cara de "si es que tengo un día horrible.." lo que tienes es sueño!

Claro que..a quien no le ha pasado?