Por el precio de un Frigopie, mucho más divertido a la par que con peor sabor puedes tener el magnífico libro inspirado en el blog. Pulsa en este enlace y disfruta: Si lo sé, no crezco: Las historias de MundoAcido Aprovecha esta oportunidad de leer el libro del que todos están hablando y cuando digo todos me refiero a algunos miembros de mi familia.

31 julio 2007

Trasquilando

El sábado me corté el pelo, me hacía falta porque la gente por la calle ya me pedía que le cantara “La barbacoa” y me pedían autógrafos. Descubrí que el peluquero es de los establecimientos que no me gusta visitar, vamos para nada…
Como tenía un día atrevido y como no tengo un peluquero fijo decidí probar uno nuevo, así que el sábado a las 11 me presenté en el nuevo peluquero, que resultó ser una de esas cadenas donde te cortan el pelo unas chicas muy monas recién salidas de la facultad de peluquería de la Salle y ya se sabe cuando empiezas en el mundo laboral y más en un trabajo tan creativo como la peluquería lo que se quiere es demostrar que uno tiene idas propias y super molonas de la muerte, por esto no es extraño conversaciones de este estilo:
- ¿Qué te hago?
- Pues mira normalmente …
- Te quedarían muy bien unas mechas
- No pero no quiero mechas, yo lo que quiero es que …
- Unas mechas asi disimuladas que casi no se vean
- Pero si es que si no ven para que las quiero, yo si con que quede…
- Entonces algo más extremado, unas rubias…
- … hmm… No quiero mechas, quiero que el pelo
- Bueno tu verás pero el chico de antes le he hecho unas mechas.
- POSIBLEMENTE EL CHICO DE ANTES QUISIERA MECHAS O NO TUVIERA PERSONALIDAD… YO NO QUIERO MECHAS
- Bueno, ni un par de mechas?
- Sic. Quiero el pelo corto hacia delante despuntado SIN MECHAS

Y después viene la conversación de que: “Es que claro, a los chicos no se les puede hacer nada.” “A las chicas si que puedes jugar más” Desde aquí digo, para jugar está la Nintendo DS que es la mar de divertida, mi cabeza la suelo llevar siempre encima y aunque el pelo crece hasta que lo hace no me apetece ir a lo Beckham por la calle.
Bueno pues el caso es que al llegar a la peluquería estaba vacía salvo por tres mujeres. La primera de ellas con la cabeza envuelta a parches con papel de plata, la otra con una especie de barro en el bigote y la otra con la cabeza llena de una especie de gusanitos multicolores. Tuve un escalofrío por la espalda de esos que indican que hay que salir por donde entraste y no decir ni los buenos días. Pero una chica muy atenta, debió oler mi miedo y se me acercó y me tono nota, me acompaño a una silla al lado de la mujer de los gusanitos y me dijo “Espera media hora”. Claro ¿qué hago yo media hora allí sentadito? Pues me fui a buscar revistas, como todas las peluquerías tienen la paradita de revistas. Lo malo es que sobretodo creen en los tópicos: Para machos el solomotos y para hembras el VOGUE. Después por si viene alguna niña el SuperPop, Vale, RBD y demás, pero ni un triste Cinemanía, ni un viajar. Eso si lo que tenía esta es 15 HOLAS, 4 SEMANAS y 25 Diez Minutos. Así que con un par de Holas y un Semanas volví a mi sitio. Que niña mas mona ha tenido la Leticia, que ojos y la Leonor, como ha crecido esa niña, Susana Hoyos creo que se ha separado (aunque no se bien que es) aunque Lidia de OT triunfa en el teatro y los Beckham dan una fiesta como la Versace, creo que no era la misma fiesta aunque podría ser… por cierto alguien ha visto a Donatella Versace ¿antes era un hombre?
Bueno después de ampliar mi cultura del corazón me coge la misma chica atenta del principio y me pone un babero negro. Bueno, como decía hoy mismo para comer y para dormir siempre estoy listo. Después me pone una bata negra y me la ata y encima de la bata un babero blanco, en el cuello una toalla caliente. Parecía que estaba poniéndome un kimono más que preparándome para cortarme el pelo.
Después de toda la preparación me sienta en un silla de esa con la picalavacabezas con el hueco para meter el cuello. Un inciso, señores fabricantes de picas lavacabezas y sillas para esa picas. En el país donde ustedes viven ¿Todos miden metro y medio? ¿Las hacen en Laponia? Si nace un niño crece más ¿Qué hacen? ¿Lo matan?
Tras el inciso, lavarse la cabeza que normalmente es una experiencia buena se convierte en algo semejante a que te pateen los riñones. La picalavacabezas estaba mal puesta y casi me saca una vértebra cervical de sitio, para meter el cuello tuve que encorvar la espalda, el primer agua que me echaron estaba como para hervir un huevo en 10 segundos. Tras el lavado me sentaron frente a un espejo. Me hizo un primer peinado humillante digno de Ace Ventura y la llamaron por telefono… Tras cinco minutos esperando que colgara me recoloco el pelo, momentos después viene y me peina a ralla. Todo esto sin decir nada. Yo estaba por decirle porque no te peinas a ralla los brazos reina. Tras esto me preguntó como lo quería, a lo que yo iba a decirle que lo quería con toda mi alma que ya eran casi dos meses juntos todos los días, pero me limité a darle instrucciones.
En este punto hay una pregunta que si la cagas te acordarás el próximo mes: ¿Te paso la máquina? ¿A que numero? Yo que tengo una memoria privilegiada no soy capaz de recordar lo que comí ayer y me piden que me acuerde el numero al que me lo pasaron la ultima vez, así que le digo corto pero no rapado. Me dice “Te lo haré al dos”.
Cuando una peluquera está acostumbrada a cortar las puntas se nota, se nota porque coge la máquina esa como si fuera a trasquilar una oveja hiperactiva drogada de éxtasis. De la primera pasada me dio un viaje en un hueso del cráneo por la parte de atrás que me vibraron hasta las orejas, oí un “lo siento”.
El resto fue más o menos igual, iba dándole con ganas a la maquina esa trasquiladora. El verdadero problema llegó cuando comenzó con las tijeras, no es que me las clavará pero casi lo hubiera preferido, la buena mujer empezó a cortar y al llegar al flequillo vio mis entradas… yo tengo entradas digamos como si fuera para un concierto de Pablo Milanés pero al acabar ella las entradas eran dignas de uno de Bisbal. Le dio por ir cortando todos los pelos, uno a uno de las entradas, lo cierto es que nunca podré agradecérselo bastante.
Así fue mi experiencia en la transquiladora que ya no me verá más, al menos no tendrá mi cabeza en sus manos a menos que sea la ultima peluquera en la tierra.

26 julio 2007

Comprar

No me gusta ir a comprar, no llegaría a decir que lo odio pero por ahí rondaría. Normalmente solo compro por supervivencia, compro la comida necesaria para pasar la semana, los trapos necesarios para cubrir mi cuerpo y los cacharros tecnológicos necesarios para saciar mi espíritu geek. Pero hay establecimientos que me repatea sobremanera ir… la razón es: NO SE COMPRAR EN ELLOS. Un ejemplo de esto lo tenemos en las ferreterías, yo no se comprar en una ferretería.
Normalmente las cosas que compras en una ferretería son de un solo uso, te puedes comprar una caja de 250 tornillos para utilizar sólo dos que cuando la vayas a buscar habrá desaparecido y esto siempre me ha pasado cuando había hecho un hueco en mi apretada agenda para colgar un cuadro, arreglar una silla… Pongamos que quería colgar algo de la pared. Toca ir a la ferretería:
- Hola necesito un clavo de esos que tienen forma de L…
- Alcayatas
- Eso alcayatas, pues necesito
- ¿Cuántas necesita?
- Pues yo creo que con dos
- Vienen en cajas de 75, 150 o 250
- Pues dame la de 75 que ya aprovecharé y montaré el museo del Prado en casa
- Tambien necesito un tornillo de esos que uno de extremos tiene forma de C
- perdona
- Si hombre de esos que se ponen en la parte de atrás de los cuadros, se atornilla – mientras decía esto iba haciendo gestos del todo impropios sacados de contexto (haciendo un circulo con los dedos pulgar e indice y pasando el indice de la mano contraria por en medio)
- Cancamos
- Pues eso cancamos
- ¿Abiertos o cerrados?
- ¿Los abiertos se pueden cerrar?
- No ¿por?
- Por saberlo, pues dame …
- vienen en cajas de 93, 134, 230
- Veo que esta pensado para que cuadre con la de las alcayatas, dame la de 93 una de abiertos y otra de cerrados
Todo esto para llegar y darme cuenta de que los tacos que tengo no coinciden con el diámetro de los bichos esos y bailan cuando hago los taladros, se caen y no hay forma de desatascarlos. Tras usar 5 alcayatas y 3 cancamos para colgar un cuadro tengo la completa seguridad de que la caja de herramientas es la entrada a una realidad paralela, tipo Narnia pero en cutre, es dejar la cajita allí y desaparece para siempre y va a parar al mundo donde viven Ana de “Enrique y Ana”, Ramón de OT y el guapo de los hermanos Calatrava. Allí viven felices correteando en campos y atornillándose contra los árboles.
Tambien como no se lo que voy a comprar tampoco se lo que pesan las cosas, recuerdo un día cuando estaba de obras en mi anterior piso que el albañil me mando a comprar cinco sacos de hormigón y tres de cemento. Llego a la tienda, que estaba tres calles arriba de mi casa, con las manos en los bolsillos y pido los sacos como si estuviera pidiendo bolsas de pipas.
En un momento sobre el mostrador había 8 sacos de 25 kg cada uno. Yo no soy de naturaleza fuerte, vamos yo no soy de naturaleza soy más bien de estar sentado enfrente de un ordenador. Cuando el chico me vio me dice:
- ¿Como te llevarás todo esto?
Me dieron ganas de decirle “Con telekinesis” pero le dije:
-Me parece que dividiré esto en el maximo de paquetes posibles y dare tantos viajes como paquetes
- ein?
- Que daré ocho viajes, leñe
- Si quieres te podemos dejar una carretilla como ya nos conocemos…
Para aquellos que no sepan lo que es una carretilla es un engendro diabolico que tiene una rueda delante, una cesta oxidada encima y dos mangos para cogerla por detrás. Yo cargué todos los saquitos de 25kg en la carretilla. Paremos un momento aquí para hacer un pequeño calculo al estilo un dos tres: Tenemos 8 sacos a 25 kg cada uno da un total de 200kg.
Tras poner los 200kg sobre la carretilla la empujé por la tienda, no sin esfuerzo hasta la calle. La calle tiene una inclinación considerable, la única razón por la que siempre está limpia es porque la suciedad resbala hasta la primera calle recta. Al salir se produjo un suceso curioso. Si yo por aquella pesaba unos 85, hemos de restárselos a los 200kg de la carretilla con lo que me ganaba por unos 115kg suficientes como para que en cuanto pisara la rampa de la calle echara a correr calle abajo la carretilla con un pelele cogiéndole por los mangos, el pelele era yo. En un primer momento intenté controlar el cesto del demonio pero era imposible tenía la habilidad de un mono manco borracho conduciendo una bici, así que mi única preocupación era mantenerla recta y gritar lo máximo posible con mi mejor voz, a la vez que rezaba para que nadie saliera de su casa ni se cruzara en mi loca carrera calle abajo, por una parte me daba cosilla atropella a alguien con la carretilla loca y también me daba un poco de aprensión que en algún cruce de los que tenía que hacer en los que podía mirar, pero me era imposible parar un coche, moto o camión me parara contra su radiador. Llamarme quisquilloso.
Cuando conseguí llegar al portal de casa me toco subir los saquitos uno a uno dos pisos hasta mi antigua vivienda.
Otra tienda a la que me daba bastante rabia ir a comprar es a la pescadería. Recuerdo que mi madre me decía:
-Ves y compra un kilo de mairas (y mi mente enferma siempre añadía gomeces kempes) si están bien, si no están bien compra sardinas si estan bien de precio y son frescas sino compra boquerones pero sólo si son frescos
- Como se si un pez de esos está bien?
- Pues si le miras a los ojos lo sabrás
Eso si que me lo explicaron, mirando a los ojos de la gente y los pescados puedes aprender muchas cosas de ellos.
Asi que llegaba yo a la tienda o pescadería. Lo primero que llama la atención de estas tiendas es la gente que las atiende. Las pescateras gritan, gritan mucho. Normalmente en el mercado sabes donde estan siguiendo las indicaciones auditivas:
- MIRA NENA QUE SEPIA TENGO, GUAPAS QUE LO TENGO FRESCO, MIRA QUE SARDINAS PERO SI TODAVÍA SE MUEVEN
En otro contexto no me acercaría a ninguna mujer que se ofreciera a enseñarme su sepia porque la tiene fresca, sin importarme a que se quiera referir con sepia. Pero aquí como embrujado por su canto de sirena te acercas a la zona de pescaderías. Llama la atención que todo está mojado, hay hielo y hojas de lechuga por todas partes. En bandejas cubiertas de hielo hay peces multicolores y multiformes. La filosofía de las pescaderías es similar a la Bolsa tu vas un dia y tienes las mairas a 3 euros kilos, vas mañana a 5 y pasado a 2. Todo radica en saber comprar, como nunca supe siempre las compraba a 5 euros kilo.
El caso es que llegaba alli a la pescadería y ponte a mirar a los ojos de los peces, he de decir que son bastante inexpresivos, pero bueno tras un pequeño careo con esos pequeños seres muertos me decido por las mairas y siempre la misma cuestión:
- ¿Te quito la cabeza?
Si todos los asesinos fueran así de educados habrían muchos menos crímenes, porque para encontrar gente deseosa de que le quiten la cabeza…
- Te puedo quitar la cabeza y las tripas
Mucho mejor, si enterraran a peso saldría mucho más barato. Como supongo que se refiere a rematar las mairas le dejo que proceda, y con un cuchillo digno de daga de Alatriste se pone a darles viajes a las mairas mientras canturrea y chilla:
- ULTIMO KILO DE MAIRAS A 3 EUROS GUAPAAAA!!!!
- Pero si a mi me has cobrado a 5 euros
- Pero tú no te has llevado el último…
Caratonto se te queda. Pero nada comparable a pagar, lo peor viene cuando te da el cambio, dan ganas de decirle: “Por sus hijos y los nietos que vendrán quitese el guante para darme el cambio” pero no te da un billete manchado de visceras de pescado y tinta de calamar, mojado y mugriento que no sabes si guardarlo en la cartera o comprarte cualquier chorrada para pagar con el enseguida.
¿Se entiende ahora porque no me gusta comprar?

25 julio 2007

Remember - De obras en el baño (Parte II)

Realmente el vecino de abajo, al que hice una nueva ventana (ver entrada anterior), ni montó ni en cólera ni en ningún otro sentimiento. Resultaron ser una pareja de esas que quedan pocas, se chillaban todas las noches, bueno ella chillaba el balbuceaba palabras. El tema del agujerito lo llevaron bastante bien, no puedo decir lo mismo de las humedades, al montar las tuberías del baño en mi ignorancia y en la soledad de una tarde de invierno se me olvidó colocar esparto en los tapones, esto que parece insignificante no lo es tanto. Tu te olvidas el esparto y en una semana en el piso de abajo salen los jardines colgantes de babilonia en edición de bolsillo.
El vecino balbuceador vino a verme y entre el que balbuceaba y yo que cuando me pongo nervioso hablo como el Ozores la conversación parecida cifrada o como mínimo digna de salir en “Los bingueros”.
Cuando baje a su piso me di cuenta de las costumbres de esta exótica pareja, todo el piso estaba lleno de ropa en montoncitos cuidadosamente desordenados, en el mejor de los casos, o esparcidos cual vertedero en el peor de los mismos. Sobre una mesa estaban todo tipo de botellas que, como diría Ferry Pratchet, parecían hechas por un soplador de vidrio borracho que en ese momento tuviera hipo, en algunas de ellas habían velas en otras colillas y en todas mugre. Una mugre más antigua que los propios dueños de las botellas.
Tras ver que la humedad había provocado un ecosistema propio en el baño con una especie de lianas que colgaban rodeándolo todo. El seguro de mi piso se hizo cargo de todo, incluida la colocación de esparto en el tapón.
De mi antiguo lavabo se podría escribir una novela para él solo. Era un lavabo que reinventó el término pequeño, no es que no pudiera estar mi mujer secándose el pelo mientras yo me afeitaba, no. Es que no podía estar yo mientras YO me afeitaba. El amigo que me ayudó en la instalación de agua nos hizo ver que era muy feo que al abrir la puerta vieras la ducha así que tras un detallado estudio de 5 minutos decidimos mover la ducha a la izquierda de la puerta el wc al lado de la ducha y lavamanos enfrente la puerta, con lo que quedaría una baldosa de 50x50cm para hacer bailes regionales o lo que tuviéramos a bien hacer en el baño.
Preparamos todos los desagües y llego el albañil. Este hombre, que a la postre era mi primo, me dijo que el plato de ducha no tenia altura suficiente para el desagüe, que el lavamanos no podía estar tan bajo por la altura de las entradas de agua y que el WC no cabía.
Cuando te planteas remodelar el baño lo que es la taza es de esas cosas que sabes que echaras de menos si no la pones desde el primer día. Así que descartamos la idea de suprimir la taza, no se planteó en ningún momento. La solución fue esta:
1. Hacer un pequeño escalón y colocar el lavamanos encima. Con lo que lavarse la cara era del todo incomodo con la pica que te llega a medio pecho y sin poder meter las manos bien.
2. Comprar un miniplato de ducha, fuera de todo estándar. Además para darle la altura necesaria tuvimos que elevar el plato unos cincuenta centímetros. Además como era tan enana no se hacían mamparas de baño en ese tamaño con lo que solo pudimos poner una cortina. Yo me apunté al gimnasio solo para ducharme. Nadie se puede imaginar lo que es ducharse montado en un podio a lo gogo, envuelto con una cortina de plástico que cuando te echabas el primer agua se te pegaba al cuerpo como si fuera con velcro. Era ducharse como si te hubieran puesto una bolsa de plástico en la cabeza.
3. La taza la tuvimos que subir un poco y montar la cisterna un poco en el plato de ducha… un poco triste la verdad
Eso si para compensar lo pusimos todo con unos colores preciosos y con lacitos, asi que cuando la gente entraba en el baño siempre decía “Que mono” a lo que yo respondía “Te lo cambio”.

24 julio 2007

Remember - Las obras PARTE I

Estaba yo en la ducha matinal, medio dormido medio somnoliento, cuando me he puesto a recordar como me fueron mis inicios en este mundo como ser independiente, más concretamente en la entrada en el primer piso como pareja.
Recordaba yo como preparábamos el piso para que fuera habitable, como empezamos a preparar la metamorfosis de cuadra a “hogar, dulce hogar”.
Lo primero era quitar todo lo viejo (que era mucho). No voy a desvelar ahora mi habilidad para las reformas (caldera, fregadera) pero por aquel entonces todavía no sabía yo el gran potencial que tenía como manitas, así que nos pusimos toda la familia a preparar el piso para la entrada de los especialistas. La cosa era que cuando todo estuviera listo un amigo nos haría la instalación de luz y agua, mi primo albañil nos haría el alicatado y colocación de suelos y otro (no familiar ni amigo) colocaría puertas y detalles en madera.
A fin de irme preparando fui a la ferretería y compré lo que me dijeron que íbamos a necesitar: unas macetas (de camino a la ferretería iba yo pensando que compraría geranios que viven más) y unas picoletas (unas mujeres guardia civiles). Al final me vendieron unos martillos a lo Thor, esto eran las macetas, y dos picos de minero pero para los enanitos de Blancanieves. Al llegar a casa y estando solo quise probar la resistencia de las paredes y le metí un picoletazo justo en sitio donde pasaba el cable de entrada de la electricidad, lo mío es habilidad innata con lo que a partir de aquella nunca más hubo luz durante las obras.
Entramos a trabajar una navidad de hace ya muchos años, mis vecinos no supieron apreciar que cada día empezáramos a picar baldosas, derribar paredes y quitar muebles viejos desde las 8 de la mañana. Algunos en su incomprensión querían o mandarme a la horca o llamar los maridos de las picoletas. Estando nosotros echando a tierra los azulejos de la cocina, no sin ruido, apareció “la presidenta”. La presidenta consorte era una mujer de unos sesenta años, esférica, con el pelo rizado y largo, si hubiera cuello se lo hubiera cubierto por completo hasta los hombros que en su caso le salían de las orejas. Pues estaba esta buena mujer por la ventana del patio de luces gritándome:
- ¡¡¡¡SI ES QUE NO RESPETAIS NADA!!! ¡¡¡VOY A LLAMAR A LA GUARDIA CIVIL Y OS METERÁ A TODOS EN LA CARCEL!!!
- Bueno no se altere que estamos apunto de acabar…
- ¡¡¡ES NAVIDAD Y NO PARAIS DE HACER RUIDO!!! ¡¡¡QUE SE VA A CAER LA CASA!!!
- A partir de ahora no haremos mucho más ruido – esto no me lo creia ni yo, mientras decía esto agachado a mi derecha estaba un amigo picando baldosas, a él no se le veía desde fuera. El caso que el buen hombre picó más de la cuenta y le dio a lo que le llaman el nervio de la ventana. Sería como si te das un golpe en el codo que te entra la risa tonta, pues la ventana también tiene de eso, si le das un golpe y te lo cargas pierde todo aguante. Así que estando yo disculpándome con “la presidenta consorte” veo que la ventana se empieza mover descontroladamente, se contonea como mujer de baja moralidad y finalmente se precipita por el patio de luces estallando contra el patio del bajos.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡VAIS A MATAR A LA SEÑORA JOSEFA!!!!!!!!!!!!!!!!!!
- … lo… siento… te mataré chaval…
Finalmente no murió nadie, ni la señora Josefa, que resultó ser la vecina más maja de toda la comunidad, ni mi amigo.
Llegó el día en que tuvimos que desmontar el lavabo. Por raro que parezca en un baño de 2,5 metros cuadrados habían conseguido meter una bañera, pero como no nos convencía la idea un día me acerque yo solito a desmontarla. Hice saltar todas las baldosas que le servían de apoyo, todas las laterales, superiores y demás. No calculé el tiempo y se hizo de noche (¿había dicho ya que había roto la instalación de la luz el primer día?). El orgullo que es muy malo me hizo pensar que si ahora me iba de allí sin quitar la bañera que pensaría de mi novia que sería mi mujer en el futuro. Lo mismo se daba cuenta de que era un trasto integral.
Cerré lo ojos, cosa del todo innecesaria porque no se veía nada y pegué un primer tironcillo de la bañera para desatascarla de su esquina. La bañera ni se inmuto a mi petición. Busqué a tientas un par de asideros y pegué un segundo tirón esta vez era un tirón de los que provocan pequeñas elongaciones. Esta vez la bañera me acompañó un poco pero se lo repensó y volvió con rabia a su sitio. A cabezón no me gana nadie y mucho menos un ser que yo creía carente de toda voluntad, afiancé mis pies contra la pared y di un estirón de esos que o se venía o me rompía los codos, y no se vino, casi doblego su voluntad se vino un buen trozo pero volvió a su esquina quejándose y haciendo una serie de ruidos guturales.
A tientas salí del baño a buscar un arma y volví con la maceta. Con todas mis fuerzas le di un macetazo a ciegas al borde de la bañera, sonó un GOOOONG que ni en la puerta del sol en fin de año, mis brazos vibraron descontroladamente, la vibración fue subiendo hasta que llegó a la cabeza y se me cayeron dos empastes. Palpé la bañera donde esperaba encontrar las aristas del trozo roto y solo encontré una muesca. Ahora hagamos una pequeña operación aritmética: Un mínimo de 4 horas peleándome con la bañera + la mitad de ellas completamente a oscuras + la impotencia de no ser capaz de mover un cubo grande = subidón de adrenalina de esos que llevan a exclamar “Como me llamo David que rompo este engendro del diablo, lo rompo y no quedará ni el recuerdo”. Armado con la maceta, con la cara manchada de barro y lágrimas comencé a golpear la bañera, la golpeaba con furia, sin precisión. Astillas de paredes y loza caían por todas partes, el polvo lo cubría todo, teniendo en cuenta de que estaba sumido en la más profunda oscuridad, el ambiente era de lo más agradable. Estando yo cegado por la ira y por la ausencia de luz martilleé destrozando todo a mi paso hasta que… un rayo de luz salió del suelo rompiendo la oscuridad. Esto sería mucho más poético si en realidad no se tratara de que había atravesado el suelo y la luz que entraba era del baño del vecino del piso inferior, el cual nunca supo apreciar suficiente la nueva ventana.
A la luz del nuevo día pude ver como toda bañera está atornillada a la tubería que le sirve de desagüe, el desagüe fue lo único que quedo de la bañera el resto se convirtió en polvo de porcelana que estuvimos recogiendo durante varios días.
La cosa no terminó aquí pero no lo contaré todo ahora… mañana más.

23 julio 2007

El hámster rarito

En una oficina todos somos como hámsteres, cada uno con su rueda girando sin parar un cierto numero de horas al día, parando para comer pipas a cada rato, bueno desde que se prohibió comer pipas dentro de la jaula algún que otro hámster como pipas a escondidas en el esquinero para mear.
La tranquilidad de la jaula muchas veces se ve alterada cuando uno se entera de que va a llegar un nuevo compañero de rueda, entonces surgen las dudas, ¿será hámster o hámstera? ¿Cómo será? ¿Se integrará bien?
El caso que de entre todos los tipos nuevos de compañeros que te pueden tocar el peor, y aquí estoy siendo muy arriesgado, es “el rarito”.
Yo no creo en eso de las auras… menos en este caso, el rarito tiene un aura de mal rollo a su alrededor, porque es como si desprendiera un olor extraño, lo ves y arrugas la nariz (siempre hablando en sentido figurado, que si encima es literal…). Todos sabemos que los hámsteres no tienen bolsillos pero si tuvieran el hámster rarito lo tendría lleno de bolis de múltiples colores y un par de pendrives usb de 25 GB cada uno, por descontado que no tendría ni un solo mp3, todo serían trozos de código que habría escrito él en su otra jaula.
Cuando otros animales se conocen se huelen el culo, se ve que hay una especie de segregación hormonal que les sirve para identificarlos, bueno no se… , en los hámsteres no hay esa costumbre, simplemente estrechan la pata delantera derecha y hacen preguntas por compromiso. En el caso de que el nuevo roedor sea un “rarito” en cuanto se va al bebedero el resto se reúne corriendo y comentan todos los detalles del nuevo. Todos sabemos que todo hámster tiene una maruja dentro.
Los problemas llegan cuando hay que empezar a dar vueltas, el nuevo siempre hace comentarios del tipo:
- Pues donde estaba yo eso lo hacían los hámsteres becarios
- ¿Y corréis en esa dirección? Pero si es un atraso…
- Pensaba que no volvería a ver ruedas tan antiguas en mucho tiempo.
- Yo es que había trabajado siempre con cobayas esas si que saben hacer las cosas bien…
El resto de currantes están entre probar si es capaz de atravesar las barras de la jaula de una patada en el culo o de ignorarlo. Y aunque solo el gran spaghetti volador sabe que lo intentan es imposible ignorarlo, así que, medio adrede medio a conciencia, le van dando pequeñas “puyaitas”, pequeños toques, como por ejemplo cambiar las horas de comer pipas…
Espero que esta pequeña ida de olla que he tenido hoy seáis capaces de perdonarla, será porque es lunes, será porque sigo trabajando cuando muchos se fueron de vacaciones o será porque estoy a diez minutos de ir a comer pipas con un rarito… no se…

17 julio 2007

El juego

Pues venga vamos a por el meme este al que me "invitaron" a participar desde SullaMiaStrada.
Reglas
1. Cada jugador(a) comienza con un listado de ocho cosas sobre sí mismo.
2. Tienen que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.
3. Tienen que seleccionar a ocho personas más para invitar a jugar, y anotar sus blogs/nombres.
4. No olvides dejarles un comentario en sus blogs respectivos de que han sido invitadas a participar, refiriendo al post de tu blog: "El Juego".

Cosas sobre mi mismo

1. Estoy casado y no tengo hijos y ahora mismo ni pienso tener, y no estoy hablando de mi imposibilidad biologica de albergar vida dentro y expulsarla tras un tiempo de maduración, es que en casa tras hablarlo tranquilamente hemos decidido por el momento no tener "miniyos" corriendo por el comedor. Sería la versión no verde de Shrek, no sigo por si me tachan de hacer spoiler.

2. A falta de niños tengo un conejo en casa (el de mi avatar). Si la gente normal tiene perros y gatos, nosotros tenemos un conejo con una mala leche de cuidado, su principal afición es pegar seis coces de madrugada que ni el cortes bailando sobre unos tablones.

3. Escribo un blog porque mi gran ilusión algún dia sería poder dedicarme a esto, no a escribir blogs, sino a escribir. Será por la falta de tiempo o por la falta de calidad que nunca me puse en serio. Aqui dejo dicho que algún dia alguien leera algo mio publicado y yo mismo colgaré el libro en pdf en el emule.

4. Me encanta viajar, ver sitios nuevos, visitar monumentos (historicos), ver castillos o para resumirlo como diría mi mujer: "Es que te encanta ver piedras y si están todas esparcidas por el suelo mejor". Tambien me gusta echarle fotos a las "piedras".

5. Llevo un tiempo que estoy a perpetuidad a regimen, en el mejor de los casos lo empiezo por la mañana y lo acabo por la noche cuando no a medio día. Nuestro cuerpo en verano tendría que tener un dispositivo para guardar los helados que cada cierto tiempo se vaciaría y no engordarían. Yo no puedo vivir sin helados...

6. Tengo poca fuerza de voluntad, como diría Sergio soy un procrastinador de la pradera, empiezo muchisimas cosas pero acabar bien poquitas. Respondiendo a su punto 8 del juego, esto no tiene cura. Pasaremos a la historia como los que comenzaron todo y no acabaron nada, pero no debe ser tan malo, mira Gaudí lo hizo y todo el mundo lo admira (hasta los japoneses)

7. Suelo prejuzgar bastante del primer golpe de vista, bueno lo mismo dedico dos golpes de vista. Muchas personas me han sorprendido siendo bellisimas personas despues de que yo hubiera pensado que se trataban de unos chulos indomables y al revés también me ha pasado, pero la vena maruja que llevo dentra me impulsa y domina.

8. Me cuesta bastante iniciar conversaciones, siempre digo que soy mejor replicando o "apostillando" que iniciando una conversación interesante, esto es un problema por ejemplo en el peluquero que siempre espera que le de conversación...

Bueno y hasta aqui este super meme, algún dia encontraré algun otro por ahí y os lo pasare a todos >:-)
Y ahora los siguiente sufridores:
1. Coletas Un blog muy curioso que conocí por casualidad, creo que por un comentario y que ahora leo asiduamente
2. Etiam Un blog de los que engancha, eso si, cuando le da por escribir no hay quien pueda seguir su ritmo.
3. Swaze Un blog que voy leyendo, al que descubrí en mis inicios en el mundo de las bitacoras, una de mis primeras visitas a las que no extorsioné para que entraran
4. SeisDias Un blog que me referencio un dia y que incluso habló bien de mi, todavía no le he podido sobornar para que siga haciendolo

Y ya no se a quien más poner, si alguno conoce algun blog bueno al que engancharme a leer que me lo diga, que solo poder poner cuatro es muy triste, es más triste que robar incluso.

15 julio 2007

Un día de hortelano

Estoy haciendo una lista de los trabajos que no haré nunca salvo riesgo de morir de inanición, hasta el pasado sábado la lista era corta: albañil, electricista, subidor de calderas a pulso… pero ahora he de añadir uno que entra fuerte en la lista. La entrada fuerte de esta semana es: Hortelano, agricultor, como quiera que se llame la persona que se agacha y recoge de unas plantas bolas rojas (conocidas como tomates) y similares.

Pero comenzando por el principio, como les gusta a las mayoría de los mortales, he de decir que mi padre, que a parte de una bellísima persona tiene un vicio, le encanta irse a un terreno que tiene y plantar todo tipo de plantas de esas que echan frutos multicolores (con lo fácil que es ir a la frutería, enfundarse un guante de plástico que hace que suden las manos como nunca antes habías pensado que era posible y coger frutas que sabes con toda seguridad que han sido sulfatadas y plantadas en invernaderos o en el peor de los casos viajado en la barriga de cualquier avión desde la otra punta del globo). Pues no mi padre, preocupado por su dieta y por sus ratos libres, ha decidido plantar tomateras, calabacineras, berenjeneras, cebolleras y otra cosa que echa hojas altas y verdes, la verdad es que no se si esto ultimo lo plantó o ha nacido por voluntad propia ahí en medio, porque pinta comestible no tiene.

El caso es que las plantas no tienen botón de pausa pero si que tienen botón de avance rápido, porque de verdes a podridas lo hacen en menos de una semana. Las plantas también tienen una manía, si no les pones agua se rebelan y se secan y como últimamente la lluvia en Barcelona es eso que cae cinco minutos solo cuando lavas el coche, las plantas se ve que le habían mandado un sms a mi padre diciéndole que o se presentaba en breve con un par de cubos de agua o empezarían a matar tomates que tenían tomados como rehenes. El problema es que el viernes operaron a mi madre y mi padre por mucho que le guste el terreno no estaba dispuesto a dejar a mi madre sola el día siguiente de la operación. Ahora no se si será por la ausencia de pelo o porque otra extraña razón lo que pensaba mi padre se podía leer perfectamente desde fuera: “Después de todo lo que me ha costado montar las tomateras y mantenerlas vivas ahora van a matar a los tomates a traición, tomates indefensos… que lastima, tomates que no han podido conocer lo que es la vida ni un buen gazpacho ni una triste ensalada.”

Después de leer todo esto yo que soy de natural impulsivo como un caracol en un día de sol, le dije:

- No te preocupes, yo mañana madrugo, voy al terreno y riego tomates y congéneres vegetales y paso informe de daños.

- No te preocupes, que me sabe mal, mira la manguera ya esta puesta en los bidones, mira como esta la piscina, revisa el goteo que no salga mucho agua, hay unos tapones, unos calabacines que no se como estarán, mira las berenjenas y las cebollas pero no les pongas agua…. – y siguió un rato más, seguro que no recordaba que yo tengo serias dificultades para distinguir un calabacín de un pepino cuando están en una caja de madera con un precio escrito en tiza

Llegó el sábado por la mañana y me dormí, no mucho solo una hora, pero bueno lo suficiente como para coger todo el efecto salida. Después de un ratito haciendo amistades con mis vecinos de caravana llegué al terreno.

Lo primero que me llamó la atención cuando vi el huerto es el orden, la ausencia de él. Las malas hierbas no respetan nada crecen por todas partes y el doble de rápido que las buenas. Así que donde de deberían estar las cebollas habían crecido flores, en un primer momento he de reconocer que dudé si no sería la flor de la cebolla, pero después de pensarlo un ratillo pensé que nadie regala ramos de flores de cebolla, además ¿a que olerían?, ¿harían llorar al olerlas? Se que es duro verlo así pero entonces me di cuenta de que esas flores de mirada cándida en realidad se trataban de “MALAS HIERBAS” y con un rápido pero certero movimiento las arranqué casi de raíz.

Me acerqué a las tomateras que eran las plantas más rebeldes y pude ver los tomates que custodiaban como rehenes, si los tomates hubieran tenido ojos su mirada hubiera sido de alivio. Corriendo fui a una especie de piscina donde se almacena el agua para regar a ver como estaba, al llegar me encontré una libelula de un azul turquesa precioso del tamaño de un cuervo grande que me miró con sus ojos hexagonales y me dijo un “HOLA” con la voz ronca del que lleva tiempo sin hablar, en realidad no me dijo nada pero viendo el tamaño que tenía su cabeza seguro que su cerebro le daba para tener capacidad de habla y no me dijo nada porque no tenía nada importante que decirme o porque era de carácter tímido. El caso es que había agua, supongo que estaría llena la piscina pero al beber el bicho ese (por cierto ¿alguien se ha fijado que beben por el culo?) en ese momento se encontraba a mitad.

Corriendo (no acabo de entender porque iba corriendo a todos los sitios cuando llevaban una semana sin agua no les iba a ir de 30 segundos). Junto a los bidones que distribuían el agua al sistema de riego por goteo, donde estaba ya preparada la manguera, había una avispa. Era UNA AVISPA si me hubiera querido picar me atraviesa y eso que yo no soy especialmente fino, pero seguro que la pille pensando en el ultimo libro que se había leído y, tras dedicarme la mirada del que sabe que el que tiene delante no le supone ningún peligro, se fue un par de metro más allá a seguir pensando en sus cosas.

Llené los dos bidones y bajé a ver como iba el riego por goteo, revise mata a mata a ver si le caían gotitas, y el resultado era afirmativo. Entonces recordé que las calabecineras también necesitan agua así que recorde que al final de cada circuito de goteo había un taponcito que al quitarlo regaría esas plantas infernales engendros del averno, ahora explico los motivos de estos adjetivos.

Mi padre es de las personas que cuando cierran un bote no le abres ni con una sierra de calar. Recuerdo en casa que el día que cerraba él la mermelada ya podías echarle de ganas que lo único que te quedaba por hacer era ver como se ponía mala. Pues con los taponcitos del sistema de goteo se ve que los cerró con ganas, porque vamos sacar a Excalibur de la roca me habría costado menos. Llegué a pensar que los tapones iban a rosca y al intentar girarlo lo único que conseguí fue levantarme las pieles de los dos índices de mis fuertes manos curtidas al teclado de un ordenador. Dirigí todas las fuerzas de mi cuerpo a las puntas de mis dedos, he de decir en mi defensa que los taponcitos tenían un punto de agarré de menos de un centímetro, ideal para hacer fuerza. Conseguí sacar los taponcitos uno tras otros y regué los calabacines, lo divertido fue sacar el último tapón que estaba en mitad de una mata de calabecinera. Fue meter la mano y me acordé la semilla del calabacín, del que descubrió los calabacines y por ultimo de mi padre. La calabecinera esa muerde, tú le metes la mano y te la desgracia, juro que fueron menos de 10 segundos pero me dejó mano como si me hubiera estado varias horas peleando con un gato de 10 kilos, pero como no hay dolor conseguí quitar el tapón y prometerme que no comería calabacines en mi vida.

Después de recoger tocaba recoger los tomates y otras verduras que pedían ser rescatadas, al acercarme a la primera mata y apartar un tomate todavía no apto para su recolección pero que estorbaba para coger a uno rojo como un pañuelo de san Fermín me encontré una araña, pero una araña que haría salir corriendo a un hobbit cualquiera. Ella estaba colgando de su hilo comiéndose un tomate maduro que había abierto por la mitad y he de suponer que le había puesto un poquillo de sal. En este punto ya dudaba de si mi padre en realidad no era un zoólogo loco y estaba criando insectos de tamaños descomunales para la conquista del mundo. La aparté no sin miedo y recogí el tomate, recogí todos lo tomates, pimientos y berenjenas y dos cebollas. Todo esto lo recogí con la ayuda de un cuchillo que utilice para ir cortando los tallos.

Después de lavar el cuchillo me di una última vuelta por mis nuevos dominios y vi una berenjena de buen año, lista para ser recogida y por pereza no fui a buscar el cuchillo de vuelta e intenté arrancarla con mis manos desnudas. Si alguien alguna vez ve una berenjena que no la coja si no va con un guante como los de entrenar halcones, si la calabecinera muerde la berenjenera araña como si te dispusieras a bañar un gato arisco que ha pasado una mala noche en un barreño de agua fría, intenté por todos los medios arrancar la berenjena sin desgraciar la planta… el resultado… que la berenjena sigue ahí colgadita y que yo me quedé con las ganas de chutar la planta y mandarla al huerto del vecino.

El resultado de mi día de hortelano fue unos 10 kilos de tomates, dos pimientos, dos berenjenas (pudieron ser tres) dos cebollas y un calabacín, los índices ensangrentados y con heridas, los antebrazos con más arañazos que un raspador de gatos, picadas en tobillos y brazos de múltiples bichos y no todos ellos conocidos, pero también la felicidad hoy de haber comido los primeros tomates recogidos por mí.

En la vida, salvo desgracia, plantaré un huerto propio, al menos hasta que no saquen las calabecineras y berenjeneras para informaticos con dispensador de frutos.