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21 noviembre 2007

Dulces sueños

Dormir es complicado, al menos para mí. No es que me cueste dormir, yo no me duermo, es como si me desmayara, paso de despierto a dormido en tiempo record. El problema viene una vez que ya estoy en estado de “stand-by”.
Soy sonámbulo, bueno soy un sonámbulo vago, porque andar, lo que se dice andar solo lo hice una vez, lo que más hago es tener conversaciones fluidas y del todo incoherentes y ponerme en posiciones extrañas, sigo hablando de dormir.
Por ejemplo he tenido relaciones complicadas con mis despertadores. No deja de ser un problema cuando aprendí a apagar el despertador estando dormido. Me cambié de despertador, más que nada para ver si representaba algún desafío intelectual para mi subconsciente si era capaz de aprender como apagarlo. El nuevo despertador tenía una pestaña que si apretabas una vez se activaba la alarma y si apretabas una segunda vez se quitaba. A este despertador le encontré una utilidad mucho más graciosa, sobretodo para mi mujer, me semiincorporé y con el despertador en mis manos empecé a darle a la pestañita sin parar, tras unos momentos de clic-clac-clic-clac- clic-clac-clic-clac mi mujer me lo quitó de las manos sin apreciar el juego que se había inventado mi subconsciente.
Mantuve este despertador un tiempo, pero lo mantuve lo suficientemente lejos como para no poder cogerlo. Un problema vino una noche de esas en que te desorientas. Nuestra cabeza es muy rara y de tanto en tanto te despiertas en mitad de la noche con la certeza de que han cambiado los muebles, la puerta y las ventanas de sitio. Pues una de esas noches me despertó el engendró con campanas del demonio y en mi desorientación apagué a mi mujer, esto se hace dándole una manotazo en toda la cabeza (no se puede considerar maltrato porque no era yo, era mi desorientación), una vez más mi mujer no supo apreciar en toda su grandeza el problema de desorientación y me hizo saber que no volviera a darle manotazos en la cabeza mientras dormía porque era del todo molesto.
Tras estos dos episodios el despertador desapareció, he de entender que mi mujer le invitó a abandonar la academia, aunque no volvimos ha hablar de él, como si nunca hubiera existido.
Pero los despertadores no son mis únicos enemigos nocturnos, el peor soy yo mismo. Cierto día mi mujer se levantó al baño y mi subconsciente tomó posesión de mi cuerpo, lo levantó, le hizo correr hasta la puerta del lavabo y quedarse de pie como un pasmarote. Cuando mi mujer salió del lavabo, según cuentas testimonios presénciales, se asustó ligeramente y las transcripciones de las conversaciones de ese momento son las siguientes:
- ¿QUE HACES EN LA PUERTA DEL LAVABO?
- Nnnnnnnno mmm... seeee.. teeeeeengo sueño
- Vamos a la cama
- Es que teeeengo tanto sueño
- Pues no te levantes leñe que un día de estos me matas de un susto
- Que sueeeeeeeño

Claro yo no recuerdo nada, pero es lo que tiene el subconsciente.
Otro día decidí que la almohada no era suficientemente comoda así que coloqué la cabeza sobre la mesita de noche. ¡Que pasa! Hay gente que deja los dientes y yo también, solo que los dejé con envoltorio. Una vez más no fue de forma consciente, fue el subconsciente que en mi caso es un cachondo. Cuando me vio mi mujer, que ya está curada de espantos, se levantó me cogió la cabeza, que todavía seguía unida al cuerpo, y me la colocó sobre la almohada. Al día siguiente me quejaba yo de dolor de cervicales. Ya de pequeño me pasó algo parecido. Yo me movía mucho en la cama. Dormía en una cama nido de esas, y no porque estuviera echa de paja y plumas. Bajo mi cama tenía dos grandes cajones con los juguetes. Cada noche yo tenía que separar la cama de la pared. En un movimiento digno de Houdini hice un quiebro y me caí dentro del cajón cayendo por el agujero que quedaba entre la cama y la pared, pero seguí durmiendo placidamente sobre una caja de tente. Al despertar creía haber ido al cielo de los niños buenos, todo rodeado de juguetes, el susto se lo llevó mi madre cuando al abrir el cajón le salió un niño (no me consta que se plantearan guardarme en el cajón todas las noches)
Ahora me quejo de que me levantó cansado y la verdad… no se de que me quejo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobre tu mujer ,es una bendita .mmmmm se merece que la lleves de vacaciones a.....Granada por decir algo.Además hay unos baños termales que irian bien "pa lo tuyo".vagi be

Anónimo dijo...

jajaja me parto con tu blog :P

iratxina dijo...

jejeje que bueno!como entiendo a tu mujer, yo tambien " sufri" a un sonambulo... a mi no me dio en la cabeza , me tiro de la cama directamente!jejje, yo reaccione descojonandome de la risa!

Dulces sueños!;-)