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02 junio 2014

London is calling, otra vez.

Hace poco me invocaron desde Londres y yo que soy poco de decir que "no" tuve que ir.
Últimamente estoy viajando bastante y he optado para mantener mi salud emocional estar siempre dos horas antes en el aeropuerto. La tranquilidad se me tiene que notar en el rostro y la gente quiere tener contacto físico con alguien que para variar va tranquilo, especialmente quieren tocarme los guardias de seguridad. Esta vez no me salte el arco de metales pero aún y así fui agraciado con el tercer cacheo seguido en los tres últimos vuelos.

Ya en el avión me di cuenta de que había un chico esposado sentado entre otros dos hacia la cola del avión. He visto muchas peliculas de acción y sabía como iba a acabar el vuelo y estaba preparado. Me pase todo el vuelo esperando que se levantaran un grupo de árabes, tomaran el avión, Bruce Willis saliera de la bodega del avión, yo haría de informático que hackea los moviles desde el lavabo mientras Bruce Willis me metía prisa. Nunca he hackeado un móvil así que me iba documentando que luego con presión lo mismo les instalo el Candy Crush en vez de un virus. Llegando ya a Londres me daban ganas de levantarme y gritar "ES QUE NADIE VA A SECUESTRAR ESTE AVIÓN, ¿TENGO QUE HACERLO YO? eh ¿TENGO QUE HACERLO?"

Después del avión, tuve que coger un tren que me llevara de Gatwick al centro. Con todo el camino llegué pasada la una de la mañana y no había metro. Fuimos todo el tren a una parada de taxi y mientras esperaba se me acerca un hombre siniestro y me coge del brazo. Yo pensaba "Esto era en el avión, ¿ahora que vas a secuestrar?" 
- Taxi
- Si estoy esperando uno
- Yo te llevo
- Es que no eres mi tipo
- Yo te llevo
- Pagare con tarjeta
- Te llevo a un cajero
- Espero un taxi de verdad gracias
- Te llevo
- Que no, no te pagaré
-...
Y se fue a por otros que si que se fueron con el.

Ya en el taxi estuve hablando del taxista sobre la final de Champions. El me dijo que el Real Madrid no le gusta porque es el equipo que recibe ayudas del gobierno y que deben mucho dinero a hacienda. Yo le confirme todo eso y que además Cristiano Ronaldo en realidad era francés y que por eso caia tan mal.

Llegue al hotel más tarde de lo que habría esperado. En realidad era un aparthotel, y mi apartamento era la perfecto definición de sobredimensionado. Dos habitaciones de matrimonio, dos baños, comedor con dos sofas, mesa, cuatro sillas, cocina completa.

A todo esto estrenaba zapatos. Los zapatos parecían diseñados por Hitler después de una noche de insomnio. Me dejaron los talones destrozados y tenía que ir a trabajar a primera hora a unos 15 minutos andando.

Después de desayunar me fui a buscar una farmacia donde comprar tiritas. Mi camino hasta encontrar una fue a ese paso tan distinguido que queda cuando intentas andar solo apoyando los talones para que el pie no tenga nada de juego y haya el menor roce posible y aún y así es como si te estuvieran serrando el pie utilizando una lima de uñas. Recordé que es muy normal en los supermercados encontrar estas cosas. Entre en uno y un amable dependiente me atendió:

- ¿Que quiere?
- Queria tiras - Es que la palabra tecnica en ingles para tiritas no la sabía y pense que utilizando eso
- ¿Tiras?
- Si Tiras, Vendas, para el dolor
- Pero Tiras - En este momento se acercaron otros dependientes presuponiendo que habría algo que contar al final del día.
- Me están matando los zapatos, quiero algo que poner entre el zapato y el pie o la eutanasia, lo que tenga mas a mano.
- El ultimo estante

Compré las tiritas, me puse un par y solo faltaron coros celestiales cantando alrededor mio.

El trabajo fue bien, para lo que fui invocado fue saliendo muy bien y llegó el momento de salir y decidimos ir a cenar. Antes de cenar me llevaron a un local donde querían tomar algo antes de cenar. Habían pedido algo para picar y trajeron el kit del frito: patatas fritas, pescado frito, hamburguesas y más patatas fritas. Me preguntaron que quería beber y les dije que una cerveza estaría bien. Hubo ese momento de silencio en el que solo faltan los grillos "cri cri cri". No se bebe cerveza y en su indignación ficticia me dejaron con la carta de bebidas mientras ellos fueron a pedir la ronda para los que estabamos allí. Trajeron dos botellas de champagne, mis instintos de pobre se dispararon. Es como el sentido aracnido de Spiderman pero se dispara por ejemplo cuando una dependienta te intenta esconder el precio de una chaqueta o un reloj. Busque en la carta de vinos que estaba leyendo y vi que cada botella eran 180 libras, mi mente se disparó. Ya no sabía en que convertirlo, eso en campos de fútbol cuanto es? o era en tazas?

Pero es que los ingleses beben y beben bien. Yo iba poniendo la mano sobre la taza pero ellos dieron buena cuenta de las botellas y otro se levantó y trajo dos botellas más. "Ahí va el salario mínimo español encima de la mesa en bebida". Yo bebí un poco más del que me quedaba y ellos también acabaron con estas dos y se levantó un tercero y trajo dos botellas más. Yo iba dando cuenta de las patatas y pensando como me levante yo y le pase a mi jefe un cargo de 400 euros en champagne será la ultima vez que viaje. Entonces trajeron unas jarras de agua, lima y hielo que era como la señal de fin fiesta.

Al salir nos dirigimos a un italiano. Cenamos entre gritos de italianos y yo me sentía como en España, nada de la flema inglesa. Gritos, jarana. Estábamos en mi territorio.

Al día siguiente el trabajo salió y tocaba volver a casa. Ya en Gatwick me volvieron a cachear. Estoy empezando a pensar que hay un terrorista internacional que es mi hermano gemelo. Ya habiendo pasado todos los controles de seguridad informaron que mi vuelo llevaba una hora de retraso que acabo siendo finalmente 35 minutos.

Me acomodé en el asiento del avión de Vueling. Vueling dispone sus filas pensando en que la gente habrá facturado las piernas, a mí se me había pasado y me encontré que, todavía con los pies doloridos, tenía que sentarme como si fuera una señorita en los años sesenta en una Vespa por la costa del Adriatico, las dos piernecicas a un lado. Cuando pensaba que el vuelo se me iba a hacer largo entro un grupo de chavales que volvían de su viaje de fin de curso. Españoles. Una clase de quinceañores españoles es  lo que supongo que habría en los aviones que chocaron contra las torres gemelas. Es que son capaces de volver loco al terrorista más sensato. No habían pasado ni diez minutos y yo tenía ganas de abrir la puerta e irlos lanzando uno a uno.

Aterrizamos en Barcelona, aplaudieron, chillaron y una entero avión respiró tranquila cuando los vieron salir.

26 mayo 2014

Me llamo David y he ido a un mercadillo

Odio ir a comprar ropa. Odio ir a comprar ropa para mí y me resulta algo más llevadero si no tengo que probarme nada, sólo si voy de acompañante. Pero aún y así si puedo evitarlo...

Resulta que hay un almacén o fábrica de Mango que varias veces al año organiza un mercadillo. Yo había estado antes en mercadillos, de esos en que te intentan vender bragas a 3 euros, una cabeza de ajos y una radio rota. Hasta la fecha esa era mi referencia en cuanto a mercadillos: gritos, ajos y bragas.

El mercadillo de mango es diferente. Primero tienes que ir a un polígono industrial. Aparcas a las afueras y ves unas naves grandes donde indica Mango Outlet y al lado en un cartel rojo "MANGO MERCADILLO". El cartel ya estaba medio descolgado como queriendo decir... La entrada al mercadillo no presagiaba nada bueno, un montón de cajas vacías, reventadas, llenas de plasticos y poliexpan. Un maniquí viejo roto con un vestido manchado y roto y unas escaleras estrechas. Si uno ha visto alguna vez una pelicula de acción sabe que subiendo las escaleras solo puede haber tiros, muerte y destrucción. Las escaleras eran tan estrechas que solo se podía subir en fila de a uno y cuando llegue arriba...

Era como si hubiera pasado un tornado. Justo al final de la escalera una montaña de ropa que me llegaba al hombro. Descuidadamente aparte unos trapos y salió una mujer por el otro lado, posiblemente estaría agotada, le volví a dejar los trapos encima no fuera a ser.

Íbamos varios amigos. Una de las que iba con nosotras fue como un depredador que oliera sangre y se lanzó a unas cajas que estaban un poco más lejos. El resto nos quedamos admirando unos segundos al pie de la escalera la escena dantesca que se extendía delante nuestro. La nave era la que escogerías si tuvieras que ir a pegarle una paliza a alguien. Ventanas rotas y semitapadas, zonas elevadas de acceso imposible, tejados con vigas descubiertas. Soy incapaz de recordar si había música, solo recuerdo un zumbido un rumor de cientos de mujeres rebuscando en montañas de ropa solo interrumpidos por los gritos de alguna que buscaba a sus compañeras para asegurarse de que la ganga que tenía en las manos le quedaba bien.

En su día alguien pensó en poner carteles como para ordenar: Camisetas 3€, Pantalones 4€. Luego fueron invadidos por una horda vikinga y los carteles colgaban sobre cajones que a duras penas sostenían las montañas de ropa. Al ir caminando entre pantalones y chaquetas de vez en cuando se provocaban aludes de camisetas, pero no había tiempo para recoger y acabé andando sobre tops y a nadie le importaba.

Una mujer metida medio cuerpo en un cajón, supongo que estaría buscando su hijo por el empeño que le ponía, al ir escarbando en ropa provocó que una avalancha de bolsos cayeran delante mio, algunos los pisé otros se unieron a la alfombra de tops que ya había. 

Unos chicos cargaban cajas de cartón que irían llenas de feromonas, porque justo detrás iban varias mujeres siguiéndolos. Los chicos rompieron las cajas y como cayeron más tops y camisetas. Era como si esas mujeres se alimentaran de ropa y llevaran un invierno sin comer. 

No había probadores.

Quiero que penséis un momento en esa idea: No hay probadores.

Muchas mujeres se prueban la ropa sobre la que ya llevan con lo que es como si estuvieran a punto de coger síndrome de Diógenes y empezar a acumular prendas. Otras decidieron que mejor se quitaban la ropa que llevaban y se hacían la prueba... no digo más y lo digo todo.

Entiendo que no pongan perchas, cualquier cosa ahí podría ser usada como arma.

Yo estaba con un amigo mirándolo todo desde la cola en que nos pusieron para ir guardando el turno. 

No creo que vuelva nunca más en la vida. Pero es toda una experiencia. Era como en las películas de futuros distópicos en la que la humanidad ha sido casi exterminada y los que quedan van a robar a los supermercados pero en tiendas de ropa.

Yo quiero ir a los mercadillos de bragas y ajos.

05 mayo 2014

He visto el tunel... otra vez

Si te duele algo, no mires por Internet. Esta máxima que debería salir cuando se enciende el ordenador, personalmente se lo recomiendo a todo el mundo, en especial a mi mujer, pero cuando se tratan de dolores propios pues hago lo que me da la gana y sufro.

Poco antes del puente del 1 de mayo, día del trabajo, me empezó a doler el pecho. Claramente era un dolor similar a un dolor de infarto que nunca he tenido y no me gusta exagerar. No me hacía falta, pero busqué en Google, y también podía ser cáncer de unos 15 órganos. Una voz queda dentro de mí susurraba, lo mismo es un mal gesto (si la hubiera escuchado bien me habría dado cuenta de que esa voz sonaba igual que la de mi padre, todo son malos gestos y al final acierta), callé esa voz va a saber más esa voz que escucho yo solo más que una web que leen millones de personas.

El dolor ni se marchaba ni disminuía. Claro yo había leído y claramente tenía todos los síntomas y los síntomas que no tenía habían sido incorporados a la par que leía. Así que decidí irme al hospital o al tanatorio para ahorrar los portes.

Me despedí de compañeros y fui a la Quirón. Ya en la sala espera me puse a leer un libro que llevo a mitad "La orden del sol negro" de como los médicos nazis experimentaron con personas, estaba tan bien ambientado que solo faltaba un medico loco tocando el órgano al final de la sala.

Me hacen pasar a un despacho donde me toman la tensión y me ponen una pinza en el dedo. Miran los resultados y me pasan a otro despacho con el rótulo "ATENCIÓN INMEDIATA". Señores que diseñan hospitales ¿porque no usan eufemismos? En los parvularios no llaman a las clases "NIÑOS QUE TE HARÁN RETOMAR TU TRATAMIENTO DE ANSIOLÍTICOS" sino que ponen "LOS MONITOS" o "LOS DELFINES". Tras meterme en la sala de "ATENCION INMEDIATA", que era lo único que faltaba para confirmarme todos mis presagios, me dejaron allí bastante rato. Yo miraba a los celadores como intentaban ligar con las enfermeras. ¿Qué les pasa a los celadores? Es como si escogieran a machos en celo para mover enfermos, es superior a ellos en cuanto se paran empiezan a ligar con las enfermeras que tampoco se hacen mucho de rogar. Pues eso, yo les miraba implorando atención, posiblemente eran mis últimas horas y las iba a pasar en una habitácion en la que había un cajón que ponía "RESUCITACIÓN", otro "ENTUBAR" y nombres tan tranquilizadores como esos en el resto. Vino un celador que consiguió resistir los cantos de sirena de las enfermeras y me llevo a hacer radiografías.

Una enfermera que parecía que había parado un momento de jugar a la charranca por lo jovén que se la veía me indicó como tenía que ponerme y me echo tres fotos a mi mejor parte, a mi interior que es donde yo guardo la belleza. Siempre me lo han dicho.

Otro celador me dijo que volviera a la sala de atención inmediata.

Al poco vino una doctora. Miró mi bello interior, miró numeros en una pantalla y me volvíó a poner la pinza en el dedo.
- Había salido que tenias una saturación muy baja.
- A mi monitor también le pasaba eso, tocando un poco al final ya se ven bien los colores.
- ... - Nota mental. No hacer bromas malas de informáticos a no iniciados - Pero ahora la saturación es normal.
- Bien?
- Si bien, esta todo bien. Tienes una lesión mecánica.- Ya lo sabía yo. Soy como un T-1000. Soy un ciborg. Soy un T-1000 no pensado para correr.
- ¿Qué es un fallo mecánico?
- Un fallo no, una lesión. Es una lesión por un mal gesto. - La voz interior que ahora gritaba con la voz de mi padre me decía "TE LO DIJE, TE LO DIJE" y después me gritó "ES QUE TIENES QUE NO TIENES QUE PICAR ENTRE HORAS". Es mi padre.
- Ahora vendrá un celador - eso será si consiguen superar el embrujo de las encantadoras enfermeras - y te pondrá una inyección. Luego tu tienes que tomar durante tres días un Diazepan y un Enantium.

Vino un celador, se armó con una jeringuilla y me pinchó el culo. Pinchó como si tirara un dardo. Me había pinchado un Diazepan. Yo no soy nada aprensivo, así que en cuanto noté que cogía el bote con el Diazepan ya empecé a notar como una debilidad y luego cuando me lo pinchó la cosa si que se puso sería.

El Diazepan es un medicamento pensado para tranquilizarte en caso de que tengas que cambiarle el pañal a un niño con hambre al que le están saliendo los dientes mientras escuchas Justin Beaver ft. Pitbull en un Bershka de rebajas un sábado por la tarde. Si estas una situación menos tensa provoca pasotismo extremo.

Ya estoy mejor. Parte de la zona donde pusieron la inyección sigue dormida y el dolor de pecho está casi recuperado. Esta vez esquivé la parca pero quien sabe...


17 febrero 2014

Escapando de una mesa hundida

Escuchaba en la radio, en RAC1, recomendaciones de restaurantes románticos para la noche de San Valentín. Creo que es una bobería tener que hacer cosas románticas por temas de calendario porque le da al hecho el romanticismo de la declaración de hacienda, hay que hacerla porque toca aunque ganas no haya demasiadas. El caso es que me gusta escuchar recomendaciones de restaurantes y uno de los que recomendaron coincidió que había estado la semana anterior, era el restaurante Indochine en Barcelona.

El restaurante Indochine es espectacular, una cocina muy cuidada, camareros muy atentos, platos muy bien presentados, pero la decoración... que decoración. Me podrían haber puesto para comer un bigmac y me habría parecido alta cocina. Todo el local esta como inundado y las mesas en parte hundidas, una zona es como una choza flotante. Por el agua se mueven libremente unas carpas del tamaño de un tiburón pequeño y todo esta repleto de velas y orquídeas. Todo está dispuesto para que al sentarte quedes a la altura del suelo que es una pasarela de madera y el agua te quede a escasos centímetros del asiento. La mesa y los asientos no se pueden mover. Ante esta descripción espero que si alguno de Galicia está leyendo esto ya esté mirando vuelos para venir a Barcelona.

Pese a todo lo descrito yo no lo incluiría en mi lista de restaurantes románticos. El banco sobre el que te sientas queda ligeramente bajo la mesa para que sea cómodo comer y lo consigue. El problema es entrar y salir de la mesa.

Cuando vi la mesa lo primero que pensé fue "los dos cojines los voy a mandar al agua pero ya", empecé a introducir una pierna y al darme cuenta de que la pierna seguía unida al resto de mi cuerpo me vi forzado a empezar a bajar todo yo. En este punto ya no me preocupaba que los cojines acabaran en el agua solo me preocupaba que yo no les acompañara. Yo, que tengo referencias anteriores de mi torpeza, sabía que había posibilidades muy altas de que no todo acabara seco esa jornada. Conseguí meter ambas piernas y acabar sentado cómodamente habiendo pasado una tensión parecida a la de un artificiero daltónico con un ataque de hipo.

Una vez sentados los dos, había un tema recurrente en nuestras conversaciones "¿Cómo saldremos de aquí?" A nuestro lado había sentadas una pareja de mujeres de cierta edad y una envergadura considerable. Teníamos la esperanza de que acabaran antes que nosotros y pudiéramos ver la táctica de salida de la mujer mas grande, pero las condenadas se pusieron a hablar y se entretuvieron.

Un poco más alejado había una familia con un abuelete. Este sería nuestro candidato para ver su salida. Pero lo que vimos aquí fue una escena muy triste. Toda la familia se despidió de él y se levantaron y se fueron dejando al pobre abuelo allí, supongo que volverían después y que no lo dejaron allí solo porque no poder sacarlo. Si alguno va y hay un abuelo sentado en una mesa larga no es de atrezzo.

Una chica jovén delante nuestro salió de la mesa, lo hizo hasta de forma elegante y en dos o tres movimientos estaba de pie en la pasarela. Yo como si de una clase de aerobic se tratara intenté memorizar todos los pasos.

Llegó el momento de salir, y como si de una clase de aerobic tratara me di cuenta de que algun paso me estaba saltando. Mi pierna tiene un angulo máximo en el que puede ser doblada y ese angulo era claramente insuficiente para poner el pie en la pasarela. Moví la pierna hacia atrás y conseguí colocar la rodilla sobre el banco dándole una patada a mi abrigo que rozó el agua, el segundo cojín aterrizó en la parte seca del suelo como podría haber aterrizado en mitad de las carpas. Con una rodilla en el banco tomé impulso y libere la otra pierna, como único apoyo tenía la rodilla sobre el banco y mi equilibrio nunca será algo de lo que hablaran las leyendas. A riesgo de irme de lado al agua tuve que poner las dos manos sobre la pasarela y poner la otra rodilla sobre la pasarela. La separación entre rodillas era considerable en este punto así que gracilmente le di otra patada al abrigo y coloqué la otra rodilla en la pasarela. VOILA! estaba a cuatro patas en el pasillo de un restaurante. Hay algunas fotos realizadas por mi mujer que ya contaba con el espectáculo.

No entraría dentro de mis planes para una cena romántica quedarse a cuatro patas en el restaurante, esto hace que no entre en la lista de restaurantes románticos, pero si alguno cree sus capacidades de escapistas son suficientes es un restaurante que recomiendo.