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05 junio 2013

Entrevistas...

Me encantan las entrevistas de trabajo (hace ya unos años ya escribí sobre ellas, puedes leerlo aqui) solo podrían ser mejores si las hicieran dentistas, señores de recursos humanos, como idea de trabajo para el futuro, podrían ustedes comprar potros de tortura de esos que utilizan los dentistas y hacer la entrevista poniéndole al entrevistado los tubitos aspiradores en la boca y de fondo el ruido de la broca esa infernal que usan para darle forma a nuestros dientes.

Hace un tiempo me cambié de empresa, aprovechando la excelente situación laboral que hay en España decidí dejar un trabajo fijo en una empresa para probar suerte. Me hicieron varias entrevistas, bastantes entrevistas (creo que si me hubiera presentado al TU SI QUE VALES hubiera pasado un proceso de selección menos exigente) La cosa es que todo fructifico y fruto de nuestro amor nació un nuevo contrato con una compañía internacional con un montón de gente que habla en lenguas.

La gente que me conoce sabe que soy una persona que huye de la confrontación, he hecho hasta cursos para ser mas asertivo, insertivo e incluso divertido pero todo ha sido en valde. Pero cuando te quieres ir de una empresa no sirven de nada las indirectas. Lo bueno es que la charla de despedida fue realmente bien y así que al poco tiempo pude incorporarme en mi nueva empresa.

Quizá pasado algún tiempo hable un poco de la empresa actual, pero ahora quiero viajar en el tiempo hasta llegar a un día en que me dijeron que querían hacerme otra entrevista.

Todas las entrevistas que me habían hecho hasta la fecha habían sido pre contratación  post contratación iba a ser la primera. La idea que tenían es que querían cambiarme de departamento y los nuevos jefes querían asegurarse de mi nivel. Así que se concretó una entrevista técnica telefónica con tres amables compañeros de EEUU.

Yo, que soy de natural optimista, ya pensaba que me tocaba recoger las cosas, despedirme de nuevos compañeros, empezar a buscar trabajo ahora ya desde el paro y al no encontrar tener que emigrar a otro país,  ya en el nuevo país tendría que ponerme a trabajar de camarero en bares de mala muerte al no dominar el idioma y en unos de esos días en que me quedara para cerrar el bar, unos vándalos chechenos entrarían y me apuñalarían sobre la barra del bar para llevarse la poca recaudación del día. Con este estado mental encare la entrevista.

Desde que me dijeron que tenía esta entrevista empecé a repasar todo lo que sabía, primero relacionado con mi trabajo, después con el ingles, después repase un poco más sobre la informática en general para acabar estudiando un poco de repostería porque a un hombre se le llega por el estomago. Estudié como si me fuera a presentar a la selectividad.

La tarde de la entrevista me encerré en un despacho con mi portátil  espere la llamada y por fin llego. La calidad del sonido de la entrevista era tan buena como la ecografía a una ballena embarazada. Gracias a mi estado nervioso cuando intentaba responder a una pregunta de la que no estaba seguro comenzaba a enrollaba a hablar como si quisiera dormirla salmodiando mi vida. Además, no entiendo por que todavía, cuando hablo mucho rato ingles empiezo a meter palabras en catalán, normalmente me doy cuenta de que he metido alguna palabra pero en la entrevista con los nervios es posible que acabara hablándole directamente en la lengua de Ramón Llull.

Acabo la entrevista y salí destrozado. Mi jefe preocupado me preguntó como me había ido e intente ser generoso en la respuesta y le dije "Bueno, yo siempre creo que no me va bien, pero luego...". Pero luego envejezco diez años.

La cosa es que no tuve que sufrir mucho y me confirmaron que la entrevista había ido bien, que mi catalán era bastante bueno y que habían médicos muy buenos que podían tratarme.

1 comentario:

Sergio Sánchez dijo...

Si ya dominas el inglés y te animas a abandonar la patria por un tiempo, me avisas :P Aquí también puedes hablar catalán, aunque sea más en la intimidad, claro, jeje.