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31 julio 2007

Trasquilando

El sábado me corté el pelo, me hacía falta porque la gente por la calle ya me pedía que le cantara “La barbacoa” y me pedían autógrafos. Descubrí que el peluquero es de los establecimientos que no me gusta visitar, vamos para nada…
Como tenía un día atrevido y como no tengo un peluquero fijo decidí probar uno nuevo, así que el sábado a las 11 me presenté en el nuevo peluquero, que resultó ser una de esas cadenas donde te cortan el pelo unas chicas muy monas recién salidas de la facultad de peluquería de la Salle y ya se sabe cuando empiezas en el mundo laboral y más en un trabajo tan creativo como la peluquería lo que se quiere es demostrar que uno tiene idas propias y super molonas de la muerte, por esto no es extraño conversaciones de este estilo:
- ¿Qué te hago?
- Pues mira normalmente …
- Te quedarían muy bien unas mechas
- No pero no quiero mechas, yo lo que quiero es que …
- Unas mechas asi disimuladas que casi no se vean
- Pero si es que si no ven para que las quiero, yo si con que quede…
- Entonces algo más extremado, unas rubias…
- … hmm… No quiero mechas, quiero que el pelo
- Bueno tu verás pero el chico de antes le he hecho unas mechas.
- POSIBLEMENTE EL CHICO DE ANTES QUISIERA MECHAS O NO TUVIERA PERSONALIDAD… YO NO QUIERO MECHAS
- Bueno, ni un par de mechas?
- Sic. Quiero el pelo corto hacia delante despuntado SIN MECHAS

Y después viene la conversación de que: “Es que claro, a los chicos no se les puede hacer nada.” “A las chicas si que puedes jugar más” Desde aquí digo, para jugar está la Nintendo DS que es la mar de divertida, mi cabeza la suelo llevar siempre encima y aunque el pelo crece hasta que lo hace no me apetece ir a lo Beckham por la calle.
Bueno pues el caso es que al llegar a la peluquería estaba vacía salvo por tres mujeres. La primera de ellas con la cabeza envuelta a parches con papel de plata, la otra con una especie de barro en el bigote y la otra con la cabeza llena de una especie de gusanitos multicolores. Tuve un escalofrío por la espalda de esos que indican que hay que salir por donde entraste y no decir ni los buenos días. Pero una chica muy atenta, debió oler mi miedo y se me acercó y me tono nota, me acompaño a una silla al lado de la mujer de los gusanitos y me dijo “Espera media hora”. Claro ¿qué hago yo media hora allí sentadito? Pues me fui a buscar revistas, como todas las peluquerías tienen la paradita de revistas. Lo malo es que sobretodo creen en los tópicos: Para machos el solomotos y para hembras el VOGUE. Después por si viene alguna niña el SuperPop, Vale, RBD y demás, pero ni un triste Cinemanía, ni un viajar. Eso si lo que tenía esta es 15 HOLAS, 4 SEMANAS y 25 Diez Minutos. Así que con un par de Holas y un Semanas volví a mi sitio. Que niña mas mona ha tenido la Leticia, que ojos y la Leonor, como ha crecido esa niña, Susana Hoyos creo que se ha separado (aunque no se bien que es) aunque Lidia de OT triunfa en el teatro y los Beckham dan una fiesta como la Versace, creo que no era la misma fiesta aunque podría ser… por cierto alguien ha visto a Donatella Versace ¿antes era un hombre?
Bueno después de ampliar mi cultura del corazón me coge la misma chica atenta del principio y me pone un babero negro. Bueno, como decía hoy mismo para comer y para dormir siempre estoy listo. Después me pone una bata negra y me la ata y encima de la bata un babero blanco, en el cuello una toalla caliente. Parecía que estaba poniéndome un kimono más que preparándome para cortarme el pelo.
Después de toda la preparación me sienta en un silla de esa con la picalavacabezas con el hueco para meter el cuello. Un inciso, señores fabricantes de picas lavacabezas y sillas para esa picas. En el país donde ustedes viven ¿Todos miden metro y medio? ¿Las hacen en Laponia? Si nace un niño crece más ¿Qué hacen? ¿Lo matan?
Tras el inciso, lavarse la cabeza que normalmente es una experiencia buena se convierte en algo semejante a que te pateen los riñones. La picalavacabezas estaba mal puesta y casi me saca una vértebra cervical de sitio, para meter el cuello tuve que encorvar la espalda, el primer agua que me echaron estaba como para hervir un huevo en 10 segundos. Tras el lavado me sentaron frente a un espejo. Me hizo un primer peinado humillante digno de Ace Ventura y la llamaron por telefono… Tras cinco minutos esperando que colgara me recoloco el pelo, momentos después viene y me peina a ralla. Todo esto sin decir nada. Yo estaba por decirle porque no te peinas a ralla los brazos reina. Tras esto me preguntó como lo quería, a lo que yo iba a decirle que lo quería con toda mi alma que ya eran casi dos meses juntos todos los días, pero me limité a darle instrucciones.
En este punto hay una pregunta que si la cagas te acordarás el próximo mes: ¿Te paso la máquina? ¿A que numero? Yo que tengo una memoria privilegiada no soy capaz de recordar lo que comí ayer y me piden que me acuerde el numero al que me lo pasaron la ultima vez, así que le digo corto pero no rapado. Me dice “Te lo haré al dos”.
Cuando una peluquera está acostumbrada a cortar las puntas se nota, se nota porque coge la máquina esa como si fuera a trasquilar una oveja hiperactiva drogada de éxtasis. De la primera pasada me dio un viaje en un hueso del cráneo por la parte de atrás que me vibraron hasta las orejas, oí un “lo siento”.
El resto fue más o menos igual, iba dándole con ganas a la maquina esa trasquiladora. El verdadero problema llegó cuando comenzó con las tijeras, no es que me las clavará pero casi lo hubiera preferido, la buena mujer empezó a cortar y al llegar al flequillo vio mis entradas… yo tengo entradas digamos como si fuera para un concierto de Pablo Milanés pero al acabar ella las entradas eran dignas de uno de Bisbal. Le dio por ir cortando todos los pelos, uno a uno de las entradas, lo cierto es que nunca podré agradecérselo bastante.
Así fue mi experiencia en la transquiladora que ya no me verá más, al menos no tendrá mi cabeza en sus manos a menos que sea la ultima peluquera en la tierra.

2 comentarios:

sonrisadespeinada dijo...

jaja no te quejes, si fueras chica ademas de todo eso estarías obligada a "participar" en la charla del momento que suele ser o poner verdes a maridos/novios o algo de corazón. Como yo siempre paso total, se suelen cebar en todo tipo de maldades acerca del estado de mi pelo tipo: uyyyy pues lo tienes muy seco, uyyyyyy y no quieres mascarilla?, uyyyyyyy pues yo no me haría eso etc...total que acabas saliendo de alli pensando que te vas a quedar calva en cuanto cruces la calle y todo por no tener vocación de tertuliana

Anónimo dijo...

Ay, cómo he recordado este post hoy! Que tus peluqueras parece que cobren por cada mecha que consiguen hacer en sus clientes, pero las mías por cada centrímetro que consiguen cortar sin que te des cuenta!
"Por los hombros" le dije yo.. "sí, sí, tranquila, por los hombros", me respondió ella... Y al final, a la altura de las orejas!!!
Que qué excusa me puso? "Ay, pues parece que como tienes el pelo rizado se te ha encogido un poco.." ¬¬