A mi barrio vendrían los de National Geographic a filmar si no fuera porque las veces que lo han intentando les han acabado robando las cámaras, así que nos estamos convirtiendo como en los poblados perdidos del Amazonas, una zona de salvajes con una legislación propia no necesariamente justa.
Si algo se puede decir de los chavalotes que te puedes encontrar por la calle es que son simples, simples como el mecanismo de un chupete, simples e inteligentes como una lombriz. Eso sí compensan la ausencia de cerebro con un higado que yo la querría una ballena, en la vida he visto gente que pueda estar tiempo en un bar. Uno de los bares tiene siempre un par de chavales (que deben rondar mi edad) en la puerta con una cerveza en la mano, no hablan, no se mueven, al principio pensaba que era como los chinos "de lujo" que tenían esa especie de perroleón pisando una pelota. Un día los ví levantarse con la gracilidad de un golem de piedra.
Al llevar en la sangre la misma cantidad de alcohol que de globulos rojos lo mejor es desplazarse siempre con moto, coche, quad (juro que el otro día casi me atropella un quad), furgoneta melocotonera. La conducción sigue la filosofía de los autosdechoque, suena una bocina a una frecuencia solo audible si eres un garrulo y todos se ponen a circular haciendo chirriar sus ruedas a la par que sus neuronas cuando practican la tabla de multiplicar del uno.
Viviendo en mi barrio te das cuenta de las grandes carencias educativas del sistema educativo actual, incluyendo en las autoescuelas. Se ha invertido muy poco tiempo en enseñarles que, aunque se llamen parecido, el freno de mano y el de pie no hacen exactamente la misma función. Estas dudas no solventadas a tiempo han provocado que todas las curvas las tomen como si fuera Carlos Sainz borracho.
Qué decir de la trepidante diversión que provoca darle vueltas a mi manzana si tienes el tubo de escape roto. Hay veces que he visto una especie de chaval, con el casco a la altura de las cejas ponerse a dar vueltas a mi manzana que dan ganas de no reciclar el vidrio y tirarselo a la cabeza.
Dejando un poco de lado a los descerebrados de mis vecinos.
La calle es lo que está bajo la capa de mierda sobre la que se camina. La ultima vez que apareció el barrendero por la calle de arriba todavía se hacía la transumancia. Lo que pasa ahora es una especie de camión amorfo con una mangera que transforma la porquería en lodo, tenemos todos los vecinos unas ganas de que pare un día para agradecerle su labor. Tema aparte sería hablar de los containers. Ayer al ir a tirar la basura, pisé una barra de hierro para abrir la tapa y apunto estuve de enviarlo calle abajo. ¿Realmente he de elongarme los brazos intentando frenar un container? No es posible cambiar el container roto, supongo por temas presupuestarios, eso sí, nos han colocado un contenedor de sal por si las nevedas que asolan el barrio cada cincuenta años nos dejaran incomunicados, si es que no nos podemos quejar.
Lamento que mi vuelta haya sido una descargada así, espero que las próximas sean más animadas.
2 comentarios:
jajjaja, lo de la sal me ha llegado al alma!!!
Jajajajajaja!!! En serio os han puesto un container de sal??? Mira que son previsores en vuestro barrio!!!
Por cierto, ayer pisé una de esas barras del contáiner para abrirlo y casi me lo como!! Debía llevar yo taaaaanta fuerza en el pié, que la tapa se levantó solita y yo me abalancé sobre él...
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